Nuestros tiempos son interesantes, en el sentido en que podría ser interesante para un paleontólogo moderno estar presente durante el cataclismo ecológico que significó la extinción de los dinosaurios; mezcla de observador y voyeur, además de académico sui generis, el filósofo, psicoanalista y trickster cultural Slavoj Žižek ha elaborado un pensamiento teórico cuyas consecuencias parecen desdibujar los contornos de la "mera" teoría para convertirse en síntomas del objeto que pretendían observar, como el abismo que asumiera la complicidad de la mirada.
En 2003, la marca de ropa Abercrombie & Fitch publicó su catálogo periódico de ropa de temporada titulado "The Sex Ed Issue" ("El número de la educación sexual"), para lo que el editor invitó a Žižek a escribir sobre el catálogo "con esa mezcla de Groucho Marx y Karl Marx" que pareciera ser la irónica marca registrada del pensador anticapitalista. Asumiendo las posibilidades de la invitación, Žižek envía una serie de reflexiones en torno a la didáctica sexual que implican las imágenes de "The Sex Ed Issue".
Žižek no ha sido extraño a la descripción de objetos culturales que acarrean una paradoja simbólica normalizada: el café descafeinado, la cerveza sin alcohol, el sexo sin sexo de la pornografía son más que depositarios de las teorías de la simulación y el espectáculo en Guy Debord y Jean Baudrillard respectivamente; no se trata de criticar el estado de la industria de la moda parisina durante los '70, como hiciera Pierre Bordieu en "El costurero y su firma", un texto donde contribuye a explicar la magia del prestigio a través de una capitalización social de la magia individual; los talleres de aura de los costureros como Dior, Givenchy o Chanel.
Pero la moda ni siquiera está problematizada en el texto de Žižek: impreso de manera que la fotografía de los modelos y las palabras se yuxtapongan sin estorbarse, la imagen y la crítica de la imagen comparten el espacio de la página, desmarcando su crítica de una posición estática, de un punto de observación que cosifica a su objeto, y en cambio interactúa con él a la manera de un antropólogo en su comunicación con una tribu perdida.
En realidad, esta colaboración forma parte de una provocación sostenida del filósofo esloveno para comunicar su pensamiento a través de los objetos que critica, pero sin la distancia simbólica que la academia tradicional mantiene con objetos bien delineados y excluyentes; Žižek, en cambio, asume la postura de un profesor del deseo que ataría el discurso al mástil donde puede apreciar el canto de las sirenas sin ser devorado por ellas.
La mirada del profesor Žižek (como la de David Kepesh si el lector está familiarizado con El profesor del deseo de Philip Roth) plega las imágenes sobre las que habla, literalmente, para convertirlas en ilustraciones de sí mismas: el amor como forma final de la traición, la convivencia de la fantasía con el otro así como el montaje que la mirada establece sobre el objeto mirado son algunos de los temas que Žižek aborda en el primer plano de muchas imágenes del catálogo; la desnudez extrema sólo es posible si miramos la ropa hasta destruirla con el pensamiento.
El catálogo de Abercrombie & Fitch, por último, es también un opúsculo sobre el deseo en la mirada del otro travestido de inventario de imágenes, una línea de pensamiento en la que Žižek ha explorado las representaciones del deseo y el amor en productos culturales desde el romanticismo wagneriano hasta el cine de Hollywood (cfr. Žižek!, El acoso de las fantasías o El sublime objeto de la ideología).
Twitter del autor: @javier_raya
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