Las hijas de Violencia: con punk y performance combaten el acoso callejero en México

Nosotras somos las hijas de Violencia, cargamos años de transitar en un espacio público hostil que no da cabida al cuerpo femenino como un cuerpo “transitante” sino un cuerpo para el goce y disfrute externo.

Las hijas de Violencia

 

El arte no reproduce lo visible. Lo hace visible.

Paul Klee

Hay muchas maneras de hacer activismo, pero sin duda, su mayor aptitud es llamar la atención para crear conciencia y generar cambios: el arte en este sentido puede ser un gran aliado. Las Pussy Riot, el grupo activista de punk, inauguraron una alternativa para visibilizar temas sociales a partir de la música, la excentricidad y la rebeldía. Siguiendo esta línea y mezclándola con la actuación, un par de chicas en la ciudad de México han creado canciones de punk y performances urbanos para concientizar sobre el acoso callejero: Las hijas de Violencia.

La discusión sobre el acoso es larga y suele extenderse aún más cuando se refiere al piropo. Muchos argumentan: "Pero, ¿qué tiene de malo un piropo? ". El asunto es que, como Las hijas de Violencia señalan en algunas entrevistas, el piropo viene de un desconocido que está siendo intrusivo en la línea personal de la chica, principalmente porque está aludiendo a su físico, sin que haya de por medio confianza (lo cual es intimidante).

Aunque habrá mujeres que lo disfrutan, cuando alguien lanza un piropo en la calle el adjetivo está refiriéndose a su cuerpo, y ello coloca al receptor como un objeto de apreciación. También, los piropos conllevan usualmente una carga sexual, que viniendo de un desconocido es generalmente desagradable.

Las hijas de Violencia buscan despertar conciencia sobre lo repugnante que es el ser acosada en la calle: no importa cómo vista alguien, no hay derecho a referirse a una persona con alusiones sexuales sin un contexto interpersonal que lo justifique. Las dos actrices mexicanas que se unieron para formar Las hijas de Violencia, un híbrido de performance, punk, actuación y un vasto mensaje, recorren la calle con sus máscaras de conejo y pistolas de juguete, hacen videos y canciones de protesta y, sobre todo, apuntan a un tema socialmente aceptado. Ellas, Karen Condés y Ana Beatriz Martínez, son dos artistas que desde su proyecto buscan visibilizar una “normalidad” inexcusable.

En serio: pasear en el metro de la ciudad de México con falda no es una experiencia agradable --lo que quizá, por cierto, muestra una represión sexual que busca desesperadamente liberarse.

Una pequeña entrevista con Las hijas de Violencia:

¿Puede el arte regenerar la cultura? ¿De qué manera?

Nos acercamos al activismo a través del arte porque es el lenguaje con el que nos identificamos para hacer visible lo invisible, para organizar la rabia y defender la alegría.

…Pussy Riot nos sacudió, nos inspiró a hacer; con Las hijas de Violencia desde el proceso creativo y las primeras planeaciones y performances hemos sacudido a la gente que nos rodea; algunos de ellos han sacudido a otros sin que sepamos hasta dónde repercute.

El arte tira piedritas al agua para crear ondas; nunca sabes cuándo esa onda chocará con otra y esa otra con otra y creará el tsunami.

Vemos lejos el día en que podamos caminar dueñas del espacio público y no como un elemento del que se puede opinar libremente; no sabemos si nos va a tocar pero sabemos que no vamos a soltar. Porque empoderarte y dejar de ignorar para confrontar se vuelve una revolución. Si no cambia el mundo, con certeza decimos que ha cambiado el nuestro.

Las hijas de Violencia

Aquí puedes escuchar las canciones de Las hijas de Violencia.

Si quieres conocer más de su proyecto, pulsa aquí.

Twitter de la autora: @anapauladelatd

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