Los efectos ambientales de los sonidos culturales sobre nuestras emociones son más obvios cuando nos dan a un breve respiro frente a la red tecnológica que nos rodea. En una cabaña, en el bosque, lo único que nos habla es el viento al cruzar los árboles —el canto de un pájaro, el zumbar de las abejas, ranas, búhos, coyotes— y los repentinos silencios que enfatizan los ensueños suaves.
Con esto en mente, me adentré más en el bosque, pensando en todas las plantas útiles que ignoramos —por favorecer a sus primas psicodélicas. Mi mente se tornó hacia las pocas personas que pasan tiempo leyendo el Mutus Liber, el libro silencioso de la naturaleza, y en los muchos más que pasan tiempo perdidos en sus propias figuraciones, inspiradas por la interacción con imágenes y la iconografía del dominio digital.
Sin embargo, las heridas sanan, y fue en ese momento que se manifestó un secreto cuya contemplación podría rendir excelentes frutos, una apertura en el misterio de la persuasión: el secreto de poner una trampa oculta. Estar hambriento me llevaría al deseo de conseguir alimento, estar acompañado me llevaría a tentar con mis palabras entretejidas con espinas a las mentes que se encontraran cerca de mí para atraparlas a mi voluntad.
Las espinas con las que me encontré en el bosque me otorgaron una lección visceral sobre cómo la influencia inadvertida de opiniones e ideologías mediadas a nuestro alrededor altera directa y drásticamente nuestra percepción del mundo. En otro nivel, la aguda punzada de la cortada en sí esconde el hecho de que las espinas no son nada fuera de lo ordinario —de la misma manera que la profunda influencia de las ideas esotéricas dentro de la cultura popular está oculta por las representaciones de imágenes extremas y estereotipadas.
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Hace unos años empecé a escribir sobre la ola de “resurgimiento del ocultismo ”, y en ese entonces las semillas de la cosecha de ocultistas maduros y listos para hacer frente a los medios ya estaban listas para caer a la tierra. Ahora, comenzamos a ver algunos de sus brotes en los artículos publicados por el New York Times y una pieza publicada por el Centro de Religión y Medios de la Universidad de Nueva York, en The Revealer, su revista en línea; sin embargo, todavía no está claro cómo será la fruta una vez que los brotes se marchiten —ni cuál será el valor social final de este esoterismo.
Ya en 2004, el Esalen Institute había identificado el potencial naciente de este movimiento social. Un textoque escribí en 2011, “Digital Discussions and the Esoteric Renaissance” (“Discusiones digitales y el renacimiento esotérico”) hacía notar:
En el 2004 el Esalen Institute Center for Theory and Research celebró su conferencia de inauguración bajo el interesante título: Esoteric Renaissance.
La conferencia fue organizada por Wouter Hannegraff, profesor de Historia de Filosofía Hermética y corrientes relacionadas de la Universidad de Amsterdam, y Jeffrey Kripal, J. Newton Rayzor, profesor de Estudios Religiosos y Jefe del Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad Rice, y contó con algunos de los eruditos más destacados que actualmente trabajan en el campo de estudios esotéricos en todo el mundo.
La conferencia en sí no fue más que un brote, el resultado de décadas de interés académico y grupos de reflexión, mismo que ha crecido paulatinamente desde la reformación de la contracultura en los años sesenta (el estudio de los años ochenta, Changing Images of Man del Centro de Estudios de Políticas Sociales de Stanford, es la expresión más notable de este enfoque). Escrito con el fin de distribuirse entre ejecutivos, oficiales gubernamentales y planeadores de políticas, el estudio nos muestra una perspectiva fascinante de cómo algunos temas considerados “alternativos” o “marginales” son en realidad integrales al diseño y al funcionamiento de la sociedad del día a día.
El artículo decía:
Hay cada vez más señales claras de la inminente emergencia de una nueva “imagen del hombre”. Es una nueva imagen en el sentido de que desafía la perspectiva científica dominante del mundo, la cual ha evolucionado a lo largo de los últimos siglos, así como la imagen materialista del “hombre económico”, enclaustrado por instituciones y teorías de la era industrial. Sin embargo no es nueva, ya que podemos encontrar rastros, que datan miles de años antes de nuestro era, en las experiencias centrales de muchas doctrinas religiosas, en la forma de mitos y símbolos, escrituras sagradas y lecciones esotéricas. El hecho de que reactive mitos culturales cuyo significado había sido olvidado, sugiere el poder de permanencia de la nueva imagen, la cual parece estar consolidada por los avances de la ciencia que en un principio se empeñaron en desacreditarla.
El documento ahonda más en este tema al identificar el concepto del ideal masónico universal de Manly P. Hall como una de las estructuras esenciales para esta “nueva imagen” de la humanidad:
En esta versión de la imagen trascendental, el énfasis central es en el papel que la obra creativa desempeña en la vida del individuo. (En la “masonería genuina” existe una sola logia, el universo, y en la hermandad, todo lo que existe. Cada persona tiene el “privilegio del trabajo”, es decir, unirse al Gran Arquitecto para construir las estructuras más nobles y así ser parte del plan divino.) Por ende, esta versión del “trascendentalismo nuevo” (quizá más que otras versiones importadas del Oriente en los últimos años) tiene la potencialidad de reactivar símbolos estadounidenses, reinterpretando la ética laboral, respaldando los conceptos básicos de una sociedad democrática de libre empresa, y otorgándole nuevos significados al impulso tecnológico-industrial. Al mismo tiempo, es compatible con otras versiones más endémicas de otras partes del mundo.
Cuando escribía entonces sobre el “resurgimiento del ocultismo”, el editor de Reality Sandwich, Jeremy Johnson, comentó que mi tono era “en general entusiasta sobre el resurgimiento o renacimiento esotérico, mítico, en la modernidad, recontextualizado para el siglo XXI pero sin perder la potencia de las tradiciones esotéricas”. Lo cual, en mi ingenuidad, fue sin duda el caso, y ahora me parece extraño ver estas observaciones públicas en medios mainstream no como una señal de éxito, sino como una advertencia grave de que este movimiento creciente se aleja rápidamente de su propósito original. La clave está en la última parte de la observación de Johnson, la noción de que cualquier crecimiento ha terminado “sin perder la potencia de las tradiciones esotéricas”.
Me temo que lo que vemos hoy no pasa esta prueba.
En gran medida, las dos fuentes que mencioné antes, la conferencia del Instituto Esalen y el documento del Instituto de Investigación de Stanford sobre la imagen del hombre, permanecen ignoradas por las principales figuras del “resurgimiento del ocultismo”. Esto deja a los involucrados en una posición entusiasta que ignora su verdadero lugar en el panorama general del desarrollo cultural. Como aquella enredadera espinosa que encontré en el bosque, esto me hace preguntarme si las personas que buscan popularizar estas ideas realmente entienden lo que implica.
El artículo de Don Jolly, publicado en The Revealer, hace referencia a Robert Anton Wilson, Frances Yates y a numerosos autores influyentes y superficiales que la mayoría de los interesados en el tema conocen bien, sin embargo, no hay rastro alguno del profundo movimiento íntegro que se encuentra detrás, ni un análisis profundo al tenor de los estudiantes del lado “oculto” de la cultura y el pensamiento. Lo que es más importante aún es la impresionante desconexión entre las instituciones sociales actuales que guían la cultura y los que se encuentran involucrados en el movimiento.
La pieza de Jolly señala a Mitch Horowitz como una de las principales figuras responsables de renovar el interés en esta área. Esto era obvio cuando lo mencioné en 2011, junto con Erik Davis, popular académico:
Erik Davis y Mitch Horowitz, autores y académicos que exploran las influencias esotéricas dentro de la cultura popular, dieron un taller en el Instituto Esalen del 25 al 27 de marzo de 2011, llamado The Occult in America: An Adventure in Arcane History. Tanto Erik como Mitch asistieron a una de las conferencias de la serie de Renacimiento Esotérico, aportando una perspectiva contemporánea del papel del esoterismo en la narrativa cultural.
Recientemente Eric publicó su última obra, Nomad Codes, que expone la intersección entre la cultura y la anomalía. Presenta ensayos publicados en The Village Voice, Wired, Salon, y Slate a lo largo de la última década, y explora una amplia gama de temas míticamente resonantes: desde el autor de horror pulp H.P. Lovecraft hasta la vida nocturna transexual de Burma.
Occult America: The Secret History of How Mysticism Shaped Our Nation es el más reciente libro de Mitch Horowitz, editor de Tarcher/Penguin, que trata de la historia en la periferia y la intersección del misticismo y la política estadounidense. Este no es un volumen sobre teorías de la conspiración, pero un trabajo académico serio que investiga algunos de los aspectos más barrocos de la historia de Estados Unidos.
Para poder discernir el alcance de la influencia de Horowitz, tenemos que entender que su puesto como editor en Tarcher/Penguin lo alinea con una institución que ha sido clave para mantener vivo el fuego esotérico. Sus publicaciones de obras clásicas, con una enorme relevancia histórica, resultaron en ediciones de bajo costo de muchos trabajos canónicos en Occidente. Su venta en cadenas como Woolworths (una institución que en su época dorada se asemejaba a Walmart) contribuyó significativamente a la disponibilidad de materiales culturales importantes.
Penguin inclusive se diversificó y comenzó a imprimir traducciones de las obras más relevantes del Islam y del Oriente, y durante la década de los setenta comenzó a publicar una serie de libros a través de la editorial Arkana, presentando el trabajo de académicos contemporáneos como Joscelyn Godwin, Patrick Harpur, Nevill Drury, mientras que reeditaron las obras de Knorr Von Rosenroth, Aleister Crowley, E.A. Wallis Budge, P.D Ouspensky, Joseph Campbell, Arthur Koestler, entre otros.
Joseph Campbell y Arthur Koestler son particularmente relevantes en tanto que ambos estuvieron involucrados con el documento de The Changing Images of Man, Campbell directamente como uno de los académicos participantes, y Koestler tangentemente a través de su constante apoyo al campo de investigaciones psíquicas, las cuales proporcionaron uno de los temas principales del estudio del IIS.
Con un ciclo de seminarios en el Centro de Estudios Avanzados de Ciencias del Comportamiento, Koestler se mantuvo activo a lo largo de la década de los sesenta, estableciendo las bases para el trabajo futuro del IIS a través de investigaciones psíquicas de programas gubernamentales como los protocolos de Visión Remota impulsados por Russel Tard y Hal Putoff. Todo lo anterior nos permite dimensionar la importancia de estos académicos en el desarrollo de la sociedad de los finales del siglo XX. Asimismo, al tiempo quetrabajaban directamente con grupos de reflexión, corporaciones y planeadores de políticas públicas, producían obras populares y accesibles, sentando una fuerte infraestructura a la que el interés actual en estas áreas debe mucho.
Como los medios han resaltado, cuando vemos a los involucrados en este movimiento contemporáneo notamos la falta de un propósito plenamente integrado. Esto es evidente en las observaciones de los participantes principales:
“Desde hace dos o tres años ha habido un resurgimiento mágico en la Ciudad de Nueva York”, apuntó para el New York Times Damon Stang, el “brujo” de Catland Books en Bushwick, Brooklyn. “Pienso que es un tipo de nostalgia que las personas sienten por el encantamiento del mundo”.
Como fuerza impulsora, la nostalgia es lo último que un movimiento social necesita, especialmente considerando las implicaciones inherentes que conlleva inundar la conciencia pública con fuertes simbolismos esotéricos divorciados de una intención real. Cuando comenzamos a combinar este entusiasmo para manipular la conciencia y la sociedad con ideologías ocultas, respaldadas por más de un siglo de investigaciones parapsicológicas, con investigaciones especializadas sobre la mente y la materia, entonces la actitud laissez-faire hacia los efectos de estas prácticas parece peligrosamente ingenua.
Cuando analizamos el trabajo de Elbert Hubbard y el movimiento Roycrofter, los Salones Rosacruzanos de Joseph Peladan, la teosofía ocultista de Alice Bailey, la filosofía social ocultista de Manly P. Hall, el trabajo utópico comunal y la Hermandad Hermética de Luxor de Peter Davidson, el movimiento Antroposófico de Rudolph Steiners, o cualquier movimiento serio y duradero con ideas trascendentales como su principal fuerza impulsora, encontramos una consciencia social fuerte y centrada que guía el desarrollo de sus individuos. Los movimientos antes mencionados son solo aquellos que han logrado llamar la atención popular, entre las formas más comunes encontramos una integración mayor de la consciencia social y lo que se podría considerar la práctica esotérica.
Regresando a Penguin, lo que vemos, tanto en su publicación de ediciones de bajo costo como en las obras más marginales impresas a través de editoriales como Arkana, es un apoyo ideal al concepto de ingeniería social a través del flujo de esotérica delineado por el IIS. Con los comienzos de Penguin en los años treinta y su apoyo a muchos de los eruditos que trabajaron en el proyecto del IIS, también podemos observar que esta editorial fue un impulsor de los cambios sociales identificados en Changing Images of Man.
Es importante prestarle mucha atención al hecho de que Woolworths fue uno de los distribuidores principales de Penguin. Actualmente en los medios, entusiastas y periodistas presentan el resurgimiento ocultista como un movimiento en gran parte impulsado por empresas editoriales pequeñas que trabajan exclusivamente para coleccionistas de la clase media y aquellos que pueden costear publicaciones artesanales. Quizá esto apele a un tipo de nostalgia por los antiguos ideales de una aristocracia ocultista, sin embargo, los excepcionales manuscritos de épocas pasadas los hicieron consejeros de la realeza, miembros de la aristocracia, dignitarios de la iglesia; muchos de ellos estuvieron dedicados a un mecenas en particular y tenían un fin social específico. Los tratados populares como los Manifiestos Rosacrucianos o las profecías apocalípticas de figuras boehmistas, se presentaron al público como fuentes de motivación durante los difíciles días de la Reforma, con la funesta intención de quitarle el poder al papado corrupto.
Hacen falta claves importantes a la fachada estética de este resurgimiento para que podamos entender la integración del ocultismo en la sociedad, de qué manera afecta esta integración a las filosofías sociales y lo que esto puede significar en relación con el creciente interés en áreas que en gran parte han permanecido veladas y protegidas por mecanismos culturales que solían excluir a cualquier curioso con intenciones de aventurarse en la materia. Más allá de la escolaridad popular y las exploraciones estéticas, en este nivel el movimiento carece del conocimiento de las raíces históricas y las implicaciones contemporáneas de la creciente experimentación en el área. De hecho, podría decirse que aquellos que están ansiosos por adentrarse en la sombra del ocultismo tienen una comprensión limitada de qué es exactamente lo que buscan y qué les espera al final del camino que siguen.
Lo más sorprendente de todo esto es que estas claves se encuentran dentro de las ediciones Penguin que alguna vez estuvieron disponibles en tiendas locales. Si uno busca en Amazon volúmenes de trabajos espirituales del canon Occidental, se encuentran copias que cuestan tan poco como 99 centavos de dólar en versión electrónica, y 15 centavos en versión de bolsillo. Para aquellos sin acceso o interés en el resurgimiento ocultista, las obras menos especializadas representan una entrada que permite comprender estas áreas. Lo que ha comenzado a tocar la superficie a través de la estética pop de culto, ha ido creciendo desde hace décadas en ímpetu a través de vertientes más obvias y con una influencia más integral.
Una de las cosas que realmente me llevó a investigar la devoción a la Santa Muerte fue darme cuenta de que no tenía nada que ver con un culto pasajero y estéticamente orientado ―una imagen construida para los medios mainstream y su necesidad de estereotipos, la cual no cabe dentro de las necesidades de los devotos. Cuando vi a las madres, padres, tías, tíos, abuelos, niños, hermanos y hermanas reunidos frente a la sagrado esqueleto, rezando por los problemas de todos los días, me di cuenta de que la única manera en que yo la podría comprender sería dejando a un lado mis prenociones y encontrándola sentada junto a una familia, en una tiendita o en una gasolinera. Experimenté este mismo sentido misterioso dentro de lo mundano el día de Año Nuevo, cuando sin quererlo acudí por accidente a una vigilia de oración en la capilla Marian en Conyers, Georgia. Es en los elementos más accesibles del mundo cotidiano que nos rodean algunas de las experiencias espirituales más profundas, y no en los confines romantizados de ideologías esotéricas olvidadas.
Con esto en mente, es interesante mencionar que el resumen más sucinto del impacto social de las ideas que vagamente constituyen el resurgimiento del ocultismo ―y sus raíces históricas― proviene de estudiosos bíblicos y de críticas evangélicas sobre influencia del “New Age”. Con el beneficio de un resumen global otorgado por crear una base sólida para la cultura de occidente, la biblia judeocristiana, obras como Supernatural Worldview, de Cris Putnam, America: The New Sorcerer’s Apprentice, de Dave Hunt, y las exégesis bíblicas de figuras como Chuck Missler, podrían ofender a algunos que se han tornado indiferentes hacia el cristianismo, sin embargo, estos ofrecen continuidad en sus críticas, las cuales a su vez carecen de los intereses superficiales de la estética del ocultismo que los entusiastas y periodistas mainstream buscan.
¿Acaso algunos pasan por alto las espinas que los esperan en su búsqueda del agua espiritual? En la segunda parte de esta serie echaremos un vistazo a lo que podemos descubrir cuando nos alejamos del resurgimiento de ocultismo y analizaremos lo que emerge cuando llevamos a cabo una investigación evangélica del “mundo inadvertido”.
Twitter: @davidbmetcalfe