La escena es recurrente: una persona está sentada frente a su escritorio o su mesa de trabajo, quizá con una laptop o con un libro y un cuaderno, quizá dibujando o trazando líneas y ¡bum!, un gato aparece. Mejor dicho: su gato. El gato del hogar, aquel que de la nada y sin razón aparente llega en busca de un mimo o de un juguete, que sigue su instinto cazador o su legendario egotismo y arriba y demanda atención sin importarle qué hacía esa persona que se dice su amo y que en realidad está ahí para servirle.
Para encontrar una solución que satisfaga a todos los implicados, el diseñador Ruan Hao ideó para las firmas Hangzhou y LYCS esta CATable, una mesa que es también una especie de centro de entretenimiento para felinos domésticos. Así, mientras alguien o varias personas se abocan a asuntos de importancia capital, el minino puede retozar entre los rincones y túneles del mueble.
“Es una mesa para nosotros y un paraíso para los gatos”, declaró, elocuentemente, Hao.
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