En dicho estudio, que ya ha despertado cierta polémica, un par de científicos alemanes asegura haber encontrado un vínculo entre el consumo de pornografía y el funcionamiento del cerebro, una relación poco provechosa en la que el porno afecta tanto el tamaño como habilidades específicas de dicho órgano.
De acuerdo con Simone Kühn y Jurgen Gallinat, responsables de la investigación, los hombres que son asiduos al porno y sus montajes sexuales presentan un cerebro de menor volumen en comparación con aquellos que no consumen pornografía, en particular en una región llamada cuerpo o núcleo estriado, el cual está asociado con el procesamiento de la motivación para hacer algo.
Pero más allá de esto, cabe hacer notar que el núcleo estriado también participa en la estimulación sexual y, paradójicamente, su actividad es significativamente menor mientras más pornografía se consuma.
Por último, la investigación también encontró indicios de relación entre el núcleo estriado y el córtex prefrontal, encargado de la toma de decisiones: de nuevo, mientras más porno se consuma, peor funcionamiento tiene esta región del cerebro.
Y, si bien los resultados parecen contundentes, los investigadores no pueden explicar la causa de estos cambios cerebrales.
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