Ola de suicidios amenaza al mundo financiero

Ya van ocho. La oleada de suicidios que amenaza el mundo financiero se está volviendo una epidemia. O eso parece. Hay nerviosismo entre las filas de banqueros y especuladores, distintos medios han ido sumando hasta ocho muertes desde finales de enero hasta la semana pasada. Cómo no caer entonces en la tentación de dejar que la paranoia tome el control del barco y empiece a encontrar conexiones en todo. Pero lo cierto es que nada parece ligar estos suicidios entre sí, más que su cercanía en el tiempo. Sin embargo, eso no nos quita de la piel la sensación primitiva de alerta, el presentimiento de que algo está siendo dicho, aunque no sepamos qué.  

Hay quien ve en esta serie de muertes el preámbulo de una nueva crisis financiera, aún más devastadora que la de 2008. Otros los conectan con la cacería de brujas que ha seguido al escándalo por la manipulación del Libor. En la mente de los conspiracionistas ronda el asesinato, el silenciamiento, el ajuste de cuentas. También están los que optan por un enfoque más psicológico, pero hablar de las estresantes condiciones de trabajo en un ambiente lleno de depredadores explica cada caso y, por lo tanto, no explica ninguno.

Es cierto que al explotar una crisis económica se dispara la tasa de suicidios, pero estas muertes parecen querer decir algo más. El diablo está en los detalles. Hay que revisar caso por caso, no es lo mismo morir tragándose un frasco de píldoras para dormir que autoacribillarse con una pistola de clavos. Gabriel Magee no se cortó las venas en la soledad de su casa, se aventó de la cima del rascacielos de J.P. Morgan en Canary Wharf, el principal distrito financiero de Londres, quedando expuesto durante cuatro horas ante la mirada de los trabajadores de los edificios circundantes. A veces somos víctimas de poderosos símbolos que luchan por expresarse a través de nosotros.

Esta es una historia fabricada, puede que algunos casos estén relacionados (sobre todo los tres que tienen que ver con J.P Morgan Chase y el mercado de divisas), pero no hay suficiente información como para llenar los espacios en blanco. Sin embargo, eso no quiere decir que la noticia no esté surtiendo efecto en el cerebro reptiliano de los banqueros (seguramente están a la alza los niveles de consumo de cocaína en “The City” y “Wall Street”). La metáfora es tan provocadora que pronto la veremos convertirse en realidad: hay que saltar del barco, el sistema financiero se está colapsando.

Estos son los ocho casos registrados hasta el momento:

1 - William Broeksmit (58 años), antiguo senior executive del Deutsche Bank AG. Fue encontrado colgado en su casa de South Kensington, Londres, el 26 de enero.

2 - Karl Slym  (51 años), gerente en Tata Motors, la empresa automotriz más grande de la India. Fue hallado sin vida el 27 de enero en su habitación del el cuarto piso del hotel Shangri-La de Bangkok.

3 - Gabriel Magee  (39 años), vicepresidente del departamento de tecnología de J.P. Morgan en Canary Wharf, Londres. El 27 de enero a las 8 de la mañana saltó del piso 33 y aterrizó en la terraza del piso 9, donde su cuerpo fue dejado a la vista de los trabajadores de los edificios circundantes por cuatro horas, mientras la policía investigaba la muerte.  

4 - Mike Dueker (50 años), economista en jefe de la estadounidense Russell Investment. El 29 de enero fue encontrado muerto cerca del Tacoma Narrows Bridge en el estado de Washington, después de que algunos amigos lo reportaran como desaparecido. La policía local dice que pudo haber saltado una cerca y caído unos 15 metros, el caso está siendo tratado como un suicidio.

5 - Richard Talley (57 años), fundador de Centennial, American Title Services, localizada en Colorado. Fue encontrado muerto en su garage con ocho heridas, en el pecho y la cabeza, supuestamente autoinflingidas con una pistola de clavos. Su compañía se encontraba en investigación.

6 - Tim Dickenson, director de comunicación para Swiss Re AG en Reino Unido, las circunstancias que rodean su muerte son aún desconocidas.

7 - Ryan Henry Crane  (37 años), ejecutivo de JP Morgan, murió en un supuesto suicidio hace unas semanas en su casa de Connecticut, la policía espera los resultados del examen toxicológico. No hay más detalles sobre su muerte aparte de un pequeño obituario publicado en el Stamford Daily Voice.

8 - Li Junjie (33 años), comerciante de forex, brincó del último piso del edificio sede de J.P. Morgan en Hong Kong el 18 de febrero.

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