El cosmos es, en esencia, un lugar desconocido, inconmensurablemente desconocido para la especie humana, una fuente inagotable de asombro a pesar de los admirables desarrollos que, en especial en las últimas décadas, han permitido que la exploración espacial descubra algunos pocos de sus secretos.
Por ejemplo, este misterioso objeto provisto de lo que parecen seis brazos de luz que fue captado por el telescopio espacial Hubble a mediados de septiembre pasado.
Cuando científicos que laboran en la NASA supieron de esta imagen, su primera reacción fue mostrarse “literalmente estupefactos”, pues nunca nadie se había encontrado con algo similar. Este es un “objeto raro e imprevisible”, según palabras de David Jewitt, el investigador de la Universidad de California en Los Ángeles que dio a conocer el hallazgo en comunicado de prensa de la NASA.
Y por si esto no fuera suficiente, apenas 13 días después de avistado, el objeto cambió dramáticamente su estructura y los 6 brazos radiantes se redujeron a polvo.
“Es difícil de creer que estábamos observando un asteroide”, dice el comunicado, descubriendo la naturaleza del fenómeno.
La explicación es que el objeto era un asteroide resultante de los remanentes de una formación planetaria localizada en el cinturón entre Marte y Júpiter, el cual no alcanzó a formarse debido a la fuerza gravitacional de este último. Por otra parte, los seis brazos podrían ser consecuencia de la rotación acelerada del cuerpo, la cual provocó que parte del polvo espacial de su superficie se proyectara hacia afuera en erupciones episódicas, generando estas salientes que semejan las colas de una estrella fugaz.
El objeto fue bautizado como P/2013 P5.