En la alquimia, el venado simboliza la piedra blanca y la refinación femenina del espíritu; en la naturaleza, evoca una elegancia y una paz bastante únicas entre las especies. Estos atributos, que consciente o inconscientemente percibimos, son parte de la razón por la cual han sido la presa favorita de cazadores y el ornamento más común de los salones de casas poderosas. Pero además de esto, acaban de descubrir que sus ojos cambian de color del dorado al azul en el transcurso de un año. Dos colores, por lo demás, altamente connotativos.
Llevado a cabo por el Profesor Jeffery y sus colegas de University College London, el estudio reveló que los animales tienen una adaptación única a los inviernos árticos, en los cuales experimentan luz del día continua en el verano y oscuridad absoluta en el invierno. Como muchos otros mamíferos, los venados reflejan la mayoría de la luz a través de la retina durante los veranos y es por ello que parecen dorados.
En el invierno interviene una especie de visión nocturna aumentada, en la cual una capa de tejido detrás de la retina se vuelve menos reflectora y se ve azul. Este cambio es vital para ayudarlos a sobrevivir las intensas condiciones árticas.
“Esto les da mucha ventaja cuando se trata de rastrear depredadores, lo cual puede salvar su vida”, apuntó Jeffery. “Es la primera vez que se ha visto un cambio de color de este tipo en mamíferos. Al cambiar el color de sus ojos, los venados tienen flexibilidad para adaptarse mejor a las diferencias extremas entre los niveles de luz de su hábitat con el paso de las estaciones”.
La analogía de colores entre el ambiente y los ojos (dorado en el sol, azul marino en la noche) sugiere una suerte de diálogo simbólico entre los venados y el astro: un intercambio de luminosidad que insinúa correspondencia.
En el video Jeffery explica el proceso de su investigación (en inglés):