Incluso en nuestros días la academia todavía se considera un ámbito de vanguardia intelectual, una zona donde se discuten las ideas y los descubrimientos que buscan transformar al mundo y, desde una perspectiva humanista, cambiarlo para bien.
Sin embargo, es posible que esta sea ahora una idea falsa o solo parcialmente real. Desde hace varios años la academia se ha inclinado hacia cierta quietud, cierta mansedumbre que incluso la hace bordear el conservadurismo. Como ha señalado el filósofo Michel Onfray (entre otros), la universidad contemporánea es en esencia un semillero de normalidad, donde se forma a personas funcionales y útiles para el sistema, incluso para esos mecanismos de este que requieren de cierta regresión intelectual para mantener su existencia.
Recientemente se suscitó un escándalo académico estadounidense por la difusión de una tesis doctoral en la que su autor, Jason Richwine, relaciona el coeficiente intelectual con el origen étnico de una persona, sosteniendo que los hispanos son menos inteligentes que los asiáticos o los caucásicos.
Richwine presentó su tesis en 2009 en la prestigiosa Universidad de Harvard, con el título de IQ and Immigration Policy (CI y políticas de inmigración) pero solo hasta hace pocos días esta generó mayor impacto al ser citada en un estudio de la Fundación Heritage, institución de corte conservador con sede en Washington que elaboró un dictamente sobre el costo económico de una posible reforma migratoria por parte del gobierno de Obama. En la Fundación Heritage Richwine se desempeñaba como analista de políticas públicas, posición a la que tuvo que renunciar por esta polémica.
En términos generales el académico aseguró en su trabajo que “la selección de los inmigrantes de alto coeficiente intelectual [CI] podría mejorar los problemas de falta de asimilación socioeconómica de los inmigrantes de menor CI y beneficiaría a los potenciales inmigrantes más inteligentes”, una sugerencia segregacionista con respecto a las políticas de inmigración que toma el coeficiente intelectual como criterio de admisión a un país, un concepto que, además, en años reciente ha sido refutado por diversos estudios.
Desde que se dio a conocer periodísticamente el asunto de su tesis, Richwine ha evitado hacer declaraciones a la prensa, salvo por una entrevista al Washington Examiner en la que descartó que su estudio fuera racista y, en todo caso, solo se arrepintió de no haber previsto cómo recibiría sus conclusiones el público no especializado.
[BBC]