Las auroras no son fenómenos atmosféricos exclusivos de nuestro planeta. Desde hace algunos años se sabe y en ciertos casos incluso se han registrado manifestaciones de estos fenómenos en los cielos de Júpiter y Saturno (en los archivos de Pijama Surf hay constancia de las auroras jupiterinas y también de las saturnales).
Ahora el célebre telescopio Hubble vuelve a aportar material para el asombro al dar cuenta de auroras ocurridas en Urano, de las cuales, si bien ya desde 1986 la sonda espacial Voyager 2 recogió pruebas que apuntaban a su existencia, nunca hasta hace unos meses se habían presentado las condiciones necesarias para captar una de estas en toda su presencia.
Fue en septiembre del año pasado cuando un equipo dirigido por Laurent Lamy, astrónomo del Observatorio de París, se enteró que una tormenta solar se cernía sobre Urano, por lo cual los científicos se apresuraron a hacer coincidir el atisbo del Hubble con el momento en que esta tormenta sobreviniera sobre el planeta.
Los resultados, por fortuna, fueron exitosos, y seis semanas después el telescopio espacial registró las primeras tomas de auroras en Urano. En ambas imágenes, las auroras son los dos puntos blancos que destacan sobre la superficie de la esfera.
Además, la observación sugiere a los astrónomos nuevos indicios de que dichos fenómenos atmosféricos podrían estar relacionados también con la inclinación de cada planeta, pues la mínima duración que las auroras tienen en la atmósfera de Urano podría deberse a que dicho planeta posee un eje magnético a 60 grados de su eje de rotación, además de que este tiene una inusitada inclinación de 98 grados en relación con su órbita en torno al Sol (como si Urano fuera dando piruetas conforme se traslada).
Por otro lado, este podría ser uno de los últimos descubrimientos del Hubble, cuya vida útil está a punto de expirar.
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