Doble atentado en Noruega: desinformación, conspiración y masacre

El bombardeo de un edificio gubernamental  en Oslo y la atroz masacre en la isla Utoya han generado una gran cantidad de información confusa sobre lo sucedido. Es muy pronto para formar conclusiones y sin embargo existe una ansiedad mediática por explicar los hechos. Al mismo tiempo cada medio empieza a desplegar su propia agenda política, haciendo más difícil aún esclarecer lo sucedido y definir si el perpetrador de este doble atentado, Anders Behring Breivik, actuó sólo, es parte de un grupo fundamentalista o es una marioneta dentro de un ataque de falsa bandera. Intentaremos ofrecer aquí una serie de perspectivas sobre lo sucedido, sin ofrecer respuestas ni llegar a conclusiones.

Tan pronto ocurrió el bombardeo de las oficinas gubernamentales, que presumiblemente tenía como objetivo al primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, medios estadounidenses, incluyendo el New York Times, vincularon en una sospechosa respuesta automática el ataque con terroristas islámicos vinculados a su vez con Al-Qaeda.

Apareció supuestamente en un foro islámico la atribución del ataque a un grupo ligado al Jihad y Al-Qaeda, según un post de Abu Suleiman al-Nasser, que ligaba la autoría con este grupo como una represalia por el involucramiento de Noruega en Afganistán y en Libia, como miembro de la OTAN, y por las caricaturas del profeta Mahoma difundidas en Dinamarca y en Noruega. Para entonces diversos expertos ya analizaban las implicaciones de este nuevo ataque de terrorismo islámico.

Pero poco después el terrible ataque ocurrido en la isla Otoya, donde murieron cerca de 90 jóvenes de entre 13 y 25 años, reunidos en un campamento de verano del Partido Laboral y donde se esperaba la participación del Primer Ministro Jen Stoltenberg, cambió la versión de los hechos. La teoría replicada irresponsablemente —mostrando cómo se construye la narrativa del terror— sobre el complot islámico dejó su lugar al asesino solitario psicópata con tendencias neonazis.

Anders Behring Breivik, un hombre de 32 años, noruego de pura cepa, aparentemente asesinó a más de 80 niños y jóvenes, vestido de policía, con un arma de fuego (aparentemente un rifle de mira telescópica), en lo que tiene que ser uno de los episodios más oscuros en cuanto a crueldad humana —cuesta imaginar la frialdad necesaria para disparar por más de 20 minutos a 80 personas (CNN tiene una brutal imagen del tiroteo en la que un niño ruega por su vida ante el asesino).

Según la información que se empieza a recopilar sobre Breivik, todo indica que su postura política se inclinaba a la extrema derecha y al fundamentalismo cristiano (había sido miembro del Partido Progresista de derecha). En su perfil de Facebook (que ha sido borrado pero puede consultarse aquí) asegura ser cristiano, conservador, disfrutar de la cacería, ser dueño de la compañía agrícola Breivik Geofarm (a través de la cual supuestamente habría comprado cantidades industriales de fertilizante para hacer la bomba), gusta de la obra de George Orwell (al igual que  el asesino de Arizona, Jared Loughner) y muestra un extraña afición por postear videos de house y trance uno tras otro (dice ser fan del trance vocal). Se ha dado a conocer, por la cadena noruega TV2, que Breivik era parte de una logia masónica y tenía formación militar; una imagen con su indumentaria masónica fue tomada de su perfil de Facebook. Es algo extraño que todo el contenido de su página fuera posteado en los últimos días y todas sus fotos el 17 de julio; ninguna persona interactuaba con la información de Breivik en Facebook —como si fuera un fantasma o un avatar.

Su cuenta de Twitter solo tiene un tweet, también del 17 de julio (el día del Social Media para Breivik), y es esta cita de John Stuart Mill que parece incriminarlo como el asesino solitario: «Una persona con convicción es igual a 100 mil que solo tienen intereses». Resulta algo extraño que haya abierto esta cuenta, sin seguir a nadie, como si estuviera dando pistas de su identidad, facilitando el trabajo a los medios y a la policía.

A continuación pueden ver el manifiesto Caballeros Templarios 2086 atribuido a Breivik por la TV noruega, también publicado en YouTube apenas hace unos días, en el que el asesino llama al martirio de los conservadores para detener la violación masiva del marxismo cultural. Breivik intenta inspirar a los conservadores a detener la expansión del Islam con una nueva cruzada. En el video Breivik parece estar dando la pista de que actuó contra el gobierno socialdemócrata de Noruega como un mártir guerrero de la nueva cruzada templaria en contra del marxismo cultural que fomenta el multiculturalismo en Europa, el cual es una especie de invasión —cumpliendo así con un perfil psicopolítico que determina su motivación criminal. Sin embargo, podría ser una fabricación justamente para darle volumen a su perfil, para explicar dentro de un marco conceptual qué fue lo que lo hizo actuar y quizás ocultar los verdaderos motivos. Este video está siendo bajado de YouTube constantemente,  lo pueden ver en YouTube haciendo log in ya que es contenido para adultos.

Circula también información sobre su supuesta participación en un blog islamófobo document.no, en el que habría manifestado sus sentimientos anti islámicos, anti multiculturales, al mismo tiempo que señalaba ser pro israelí, anti racista y pro gay (una extraña mezcla de posturas políticas, ¿estamos viendo el diseño de la figura del sociópata? ¿la confusión que lo hace inclasificable y por lo tanto le da verosimilitud y lo desafilia de cualquier grupo?).

Los medios en Estados Unidos empiezan a llamar a lo sucedido "el Oklahoma de Noruega" y a Breivik, el "Timothy Mcveigh" de ese país, al tiempo que se vincula ideológicamente, por sus blog posts, con una corriente política similar al Tea Party (según el conspiranoico host de radio Alex Jones, existe un agenda recientemente revelada por el gobierno de Estados Unidos advirtiendo sobre la posibilidad de terroristas blancos).

En su sitio Infowars, Jones ha publicado  una serie de notas que, sin mucha evidencia por ahora, asumen que el atentado y la masacre son parte de un ataque de falsa bandera dentro de la narrativa global del terror sirviendo a una agenda oculta. Sostiene que la policía de Noruega había realizado un simulacro de bomba tres días antes al atentado cerca de las oficinas gubernamentales bombardeadas, lo cual sirve, según Infowars, para poder perpetrar el atentado y luego tener una coartada (tan rápido como los que culpaban a Al-Qaeda, Jones culpa a la espectral élite).

Jones también se pregunta cómo era que el aesino sabía que el primer ministro iba a acudir a la isla de Otoya, cuando esa información no era pública y por qué  un nacionalista de extrema derecha habría de matar a sólo noruegos blancos. La motivación, según el caso que plantea la versión oficial, es política, oposición al partido Laboral de centro izquierda.

Surge también la versión de que el ataque podría ser parte de una presión política en contra de Noruega, luego de que este país anunciara que retiraría sus tropas de Libia el 1 de agosto y llamara a reconocer a Palestina e incluso a aplicar represalias contra Israel si este país ataca a Hamas en Gaza. El ministro de Relaciones Exteriores de Suecia recientemente acusó a Noruega de promover el anti-semitismo. Se dice que el ataque en Noruega podría ser una versión actualizada de la Operación Gladio de la CIA, usada después de la Segunda Guerra Mundial para presionar a gobiernos europeos que se oponían a los intereses de la élite y los banqueros.

Nueva información del sitio Document.no apunta a que el asesino copió partes de su manifiesto del realizado por el terrorista estadounidense Ted Kazcynzki, el "Unambomber", quien formó parte de un programa de control mental con drogas psicoactivas de la CIA.

No tarda tampoco en surgir la teoría del asesino programado mentalmente, parte de programas de inteligencia como el MK-ULTRA o el Proyecto Monarch (como se dice, fueron parte Mark David Chapman y John David Hinkley); Alex Jones ya habla de esta teoría, señalando que los miembros de logias masónicas son reclutados para formar parte de operaciones encubiertas de la CIA y otras agencias de inteligencia.

Los aficionados a la numerología observan que el bombardeo ocurrió a las 3:26 de tiempo local, lo cual suma 11, el número usado como eje ritualístico en los ataques del 11-S y el 11-M. De manera un poco forzada suman el 9/11 de esta forma, 9+1+1:11, y el 7/22, 7+2+2:11.

Nueva información sugiere que habría un segundo asesino, según reportes de testigos en la escena del crimen; analistas habían dicho antes que el bombardeo de las oficinas en el centro de Oslo indica un esfuerzo coordinado de más de una persona.

Las teorías de la conspiración no parecen aún tener suficiente solidez para hacernos pensar a la luz de la evidencia que se trata de un ataque orquestado y de una nueva manipulación sociomediática. Sin embargo, después de lo que ha sucedido en casos anteriores, no podemos más que sospechar y estar atentos a la evolución de este caso. Por el momento solo queda lamentar la abismal manifestación de la conducta humana, capaz de asesinar, como si se tratara de un videojuego, a 90 niños en medio de la naturaleza. No sabemos bien todavía qué fue lo que motivó esta manifestación, si fue manipulada o solamente estimulada por una ideología política o religiosa fanática. Habrá que ver qué agenda política se desdobla de este trágico suceso, si los medios del mainstream giran la historia al peligro del terrorismo doméstico, de la ultraderecha o de la conspirafilia, y  cómo responde Noruega a lo sucedido, para tal vez entrever si existe la presencia de una mano invisible.

Recomendamos seguir la evolución del caso en el sitio sueco Red Ice Creations

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