Steven McCommack rompió la manguera al caerse en el área que está entre el compartimento del conductor y el remolque, literalmente se sentó (mal) sobre ella. El aire de la manguera hizo que su cuerpo se expandiera rápidamente como un globo. Por suerte sus amigos escucharon sus gritos, cerrraron la manguera y la removieron del ano, colocándole unos hielos y de paso salvándole la vida (suerte la de McCormack de tener mejores colegas que la de un joven chino cuyos amigos le insertaron un anguila por el recto llévandolo a la muerte). Posteriormente, los doctores insertaron un tubo dentro de sus pulmones para drenar el aire y trataron su herida en el ano utilizando lo que McCormack describió como algo similar a un taladro.
El conductor ,de 48 años de edad, permanece hospitalizado y describe su experiencia de forma bastante gráfica:
"Sentí como el aire entraba en mi cuerpo y era como si fuera a explotar" y añandió que su piel se sentía como la de un cerdo asado, dura y quebradiza en el exterior, pero suave por dentro.
El escritor inglés H.G. Wells tiene una divertida historia en la que un hombre obeso llamado Pyecraft busca un antídoto para la obesidad y conjura una pocima que lo hace ingrávido, convirtiéndolo en una especie de hombre-globo.