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Tras haber permanecido desaparecida gran parte del siglo XX, «Tarascon Stagecoach» se exhibe en el LACMA como la primera pintura de Vincent van Gogh en su acervo

El Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA, por sus siglas en inglés) cierra el año con una obra que durante décadas fue casi un rumor dentro de la historia del arte. Tarascon Stagecoach, pintada por Vincent van Gogh en 1888, se presenta por primera vez en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles como la primera pintura del artista neerlandés en integrarse formalmente a su colección. Un gesto que no solo amplía el acervo del museo, sino que también marca un punto de inflexión para la escena cultural angelina rumbo a 2026.

La obra, recientemente donada por la Fundación Pearlman, se exhibe dentro de la muestra Collecting Impressionism at LACMA, un recorrido que reúne más de 100 piezas del impresionismo y que propone una lectura distinta de cómo se ha construido la identidad del museo a lo largo del tiempo. Hasta ahora, el LACMA contaba únicamente con dos dibujos de Van Gogh. La llegada de esta pintura cambia ese panorama de forma contundente.

Una pintura clave en la vida de Van Gogh

Tarascon Stagecoach fue realizada en el sur de Francia, en un momento clave para el artista, poco después de dejar París en busca de un entorno más tranquilo. La imagen muestra un carruaje detenido, bañado por tonos intensos de amarillo, verde y rojo. Para la curadora Leah Lehmbeck, se trata de una escena profundamente nostálgica, casi un registro de algo que está por desaparecer. Una forma de vida detenida en el tiempo.

Van Gogh mismo otorgó un peso especial a esta pintura. En sus cartas a su hermano Theo habló de ella con detalle, describiendo el color y la fuerza visual de la escena. No es un dato menor. En esta etapa, el pintor comenzaba a soltarse, a experimentar con mayor libertad en el uso del color y la luz, elementos que más adelante definirían su obra más reconocida.

Durante buena parte del siglo XX, la pintura permaneció extraviada, lo que añade una capa adicional a su presencia actual. Su reaparición no solo reactiva el interés académico y curatorial, sino que permite al público conectar con una etapa de transición en la vida del artista. Según el curador David Bardeen, la obra transmite una melancolía inmediata, característica del impresionismo, que facilita una conexión directa con quien la observa.

Más que Van Gogh: el impresionismo como relato colectivo

La exposición, sin embargo, no gira únicamente en torno a Van Gogh. Collecting Impressionism at LACMA reúne obras de figuras centrales como Pierre-Auguste Renoir, Claude Monet y Édouard Manet, además de esculturas de Edgar Degás, fotografías de Alfred Stieglitz y una selección poco habitual de artes decorativas, textiles y vestuario del siglo XIX.

Dos prendas de finales de esa época reciben al visitante al inicio del recorrido. No están ahí como simple contexto histórico. Para los impresionistas, la moda era parte esencial de su mirada. Les interesaba retratar a las mujeres con la vestimenta más actual, capturar no solo el paisaje, sino también el pulso social de su tiempo.

Una exposición que cuenta la historia del museo

A diferencia de muchas exposiciones organizadas por temas o estilos, esta muestra sigue el orden en que las piezas llegaron al museo. La intención es clara: contar la historia del LACMA a través de su propia colección, mostrar cómo un museo se construye con decisiones, donaciones y momentos específicos.

Entre las piezas que destacan, Bardeen señala Point Lobos, Carmel, de Childe Hassam, por su vínculo con el impresionismo del sur de California, y un delicado abanico pintado por Camille Pissarro, una obra poco exhibida debido a su fragilidad. El objeto funciona como recordatorio de una realidad muchas veces olvidada: hoy estas piezas alcanzan cifras millonarias, pero en su momento, muchos de sus creadores luchaban por sobrevivir. Pissarro pintó escenas como esta porque necesitaba vender, porque el arte también era un oficio atravesado por la urgencia económica.

Un Van Gogh que mira hacia 2026

Tarascon Stagecoach permanecerá en Collecting Impressionism at LACMA hasta febrero de 2026. Después, se trasladará a una exposición dedicada a la colección Pearlman y, más adelante, se integrará a las Geffen Galleries, cuyo nuevo edificio tiene prevista su apertura en abril de 2026.

Mientras tanto, la muestra principal seguirá abierta hasta enero de 2027, ofreciendo tiempo suficiente para recorrer una colección que no solo mira al pasado, sino que dialoga con el presente de una ciudad que se prepara para un año especialmente significativo en términos culturales. Un Van Gogh que estuvo ausente durante décadas ahora ocupa su lugar, no como reliquia, sino como pieza viva dentro de una historia que sigue escribiéndose.


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Imagen de portada: «Tarascon Stagecoach», Vincent Van Gogh (1888)