*

El Museo de Medicina Thackray revela una rara ilustración victoriana de un cuerpo negro que fue censurada por racismo y hoy reabre un debate urgente sobre representación y poder

La historia del arte anatómico suele contarse desde los grandes nombres y las obras que se volvieron manuales obligatorios, pero pocas veces se mira lo que quedó en los márgenes: los cuerpos omitidos, las sensibilidades censuradas y esos rastros que incomodaron a su época. La nueva exposición del Museo de Medicina Thackray, Beneath the Sheets: Anatomy, Art and Power, abre justo esa puerta. Y lo hace con una imagen que nunca debió desaparecer: el dibujo victoriano de un hombre negro, anónimo y con las entrañas expuestas, creado por el cirujano y artista Joseph Maclise. Podría ser la única ilustración anatómica de un cuerpo negro realizada durante ese periodo. Y durante más de un siglo estuvo silenciada.

El cirujano que veía lo que otros borraban

Joseph Maclise no solo diseccionaba cuerpos. También diseccionaba prejuicios. Sus dibujos, incluidos en el atlas Anatomía quirúrgica de 1851, buscaban algo más que enseñar la estructura del cuerpo humano. Abrían la anatomía para el público común en un tiempo en que la medicina era un territorio cerrado. Lo hacía desde una sensibilidad que hoy podríamos leer como queer: una atención obsesiva a los pliegues, a la piel, a la intimidad del cuerpo, a esos detalles que no figuraban en los manuales.

Jack Gann, curador del Museo Thackray, explica que Maclise rompió las convenciones de su época al representar cuerpos negros y al cargar sus ilustraciones de una sensualidad evidente. Dibujaba cicatrices, orejas perforadas, pequeñas irregularidades que humanizaban a sus modelos. No eran cuerpos estilizados como los del canon clásico; eran cuerpos reales, con historia.

Cuando Anatomía quirúrgica se publicó en Estados Unidos, el retrato del hombre negro fue la única imagen eliminada. Fue un acto marcado por los prejuicios raciales y las tensiones segregacionistas previas a la Guerra de Secesión. Lo incómodo no era la anatomía: era el cuerpo al que pertenecía.

Sensualidad, obsesión y un archivo queer perdido

Maclise trabajó con modelos vivos de Londres y París y completó sus estudios con disecciones en morgues francesas. Esa mezcla de presencia humana y material anatómico le daba un carácter íntimo a sus ilustraciones. Y esa intimidad fue la clave para que historiadores como Michael Sappol vieran en su obra algo más que un ejercicio médico.

Sappol lo resume con un filo casi humorístico: “un catálogo de penes irrelevantes”. Pero detrás de la frase hay una lectura seria: Maclise dibujaba genitales incluso en estudios donde no era necesario. Una insistencia que abre interpretaciones sobre su sexualidad y sobre el deseo que atraviesa su obra. No dejó cartas, diarios ni pistas directas sobre su vida personal. Su archivo es visual. Su vida se lee desde la sensualidad en sus figuras.

La exposición conecta su trabajo con otros artistas que quedaron atrapados en una zona intermedia entre la ciencia y la expresión queer, como Jacques Fabien Gautier d’Agoty y William Cheselden. Todos construyeron un archivo que la historia oficial intentó dejar en sombras.

Los cuerpos que sostuvieron la ciencia

El recorrido también muestra que el conocimiento anatómico se construyó sobre desigualdades profundas. Aparece el caso de Mary Paterson, cuyo cuerpo fue vendido para estudios médicos después de ser víctima de los asesinos Burke y Hare. Su cadáver fue observado y elogiado por médicos fascinados con su belleza, una mirada que vuelve a exhibir la violencia, el clasismo y el deseo que pesaban sobre los cuerpos femeninos.

La muestra dialoga además con antecedentes clave como la obra de Charles Estienne de 1545 y el trabajo de Andreas Vesalio. Ambos abrieron camino en la representación directa del cuerpo humano, pero sus métodos —collages de disecciones o figuras ensambladas como un Frankenstein renacentista— revelan que la anatomía siempre ha tenido algo de artificio y de poder.

Un regreso necesario

Aunque la obra de Maclise terminó eclipsada por Anatomía de Gray, su legado siguió apareciendo en lugares inesperados, como la campaña visual del Frankenstein del Teatro Nacional en 2011. Su manera de mostrar el cuerpo ha sobrevivido porque no solo explica, también provoca.

La exposición Beneath the Sheets: Anatomy, Art and Power estará abierta en el Museo de Medicina Thackray de Leeds del 7 de febrero al 27 de junio de 2026. Es una invitación a mirar el cuerpo humano sin filtros históricos y a reconocer lo que la ciencia y el arte dejaron fuera durante siglos: los cuerpos excluidos, los deseos incómodos y las historias que siempre estuvieron ahí, solo que bajo las sábanas.


También en Pijama Surf: El navío de la lujuria y el amor: antigua embarcación egipcia dedicada al placer emerge en Alejandría


Imagen de portada: The Guardian