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Lecciones fuera de lo convencional: Herzog, ícono del Nuevo Cine Alemán, ofrece consejos poco ortodoxos a futuros cineastas

Las y los amantes del cine entienden que el trabajo de la persona que dirige un filme va mucho más allá que el de coordinar al personal, definir escenas, hacer casting y dirigir la interpretación de quienes actúan. El trabajo de las y los directores del séptimo arte trascienden hacia otras aristas que exigen adentrarse en el mundo de lo “políticamente incorrecto”. O por lo menos esa es la visión de Werner Herzog, director de la corriente del Nuevo Cine Alemán, quien recomienda a los próximos aspirantes a directores consejos tan excéntricos como trabajar en clubes de sexo o en manicomios no sólo para ganar dinero y financiar sus primeras películas, sino sobre todo para nutrir su bagaje de experiencias.

En lo que Herzog ha descrito como “escuela de cine para pícaros”, el director de más de setenta filmes brinda estos y otros consejos poco ortodoxos a sus estudiantes, al mismo tiempo que les conmina a “ganar dinero en la vida real”. 

Eres físicamente capaz. Gana dinero para financiar tus primeras películas. Pero no lo ganes con trabajos administrativos. Sal a trabajar de portero en un club de sexo. Trabaja de celador en un manicomio. Ve a un rancho ganadero y aprende a ordeñar una vaca. Gana tu dinero así, en la vida real.

Y es que, como lo mencionó él mismo en declaraciones a la cadenas de televisión estadounidense CBS, “no te conviertes en poeta por estar en la universidad. Hay que salir de lo convencional. Hay que tener cierta dosis, digamos, de energía criminal (para hacer una película)”. 

Además de estos consejos, Herzog declaró que más allá del cine, procura enseñarles a sus alumnos a abrir cerraduras y "falsificar permisos". 

Con 88 años de edad, el director de películas como Sal y fuego, Hacia el infierno o la Cueva de los sueños olvidados, asegura que "lo daría todo" al intentar financiar proyectos y que más que el salario, las películas son el “verdadero botín” después de todo. 

Aunque estas ideas podrían generar controversia, lo cierto es que la calidad en las producciones de Herzog no se pueden cuestionar. Más allá de la polémica, sus consejos revelan su visión inquebrantable del cine como una aventura que exige determinación, ingenio y, en sus propias palabras, “una dosis de energía criminal”. Su legado no solo se mide en la calidad de sus películas, sino en la audacia con la que enfrenta el arte y la vida misma.


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