Gobernar, educar y psicoanalizar: ¿tareas destinadas al «fracaso»?
Psiconáutica
Por: Yael Zárate Quezada - 03/28/2025
Por: Yael Zárate Quezada - 03/28/2025
¿En qué se parece un político, un educador y un psicoanalista? Aunque parezca el inicio de un chiste mal contado, lo cierto es que los tres comparten una característica en común: ejercen una profesión que Sigmund Freud designó como “imposible”.
Educar, gobernar y analizar son tres oficios en torno a los cuales Freud realizó una reflexión interesante sobre la "naturaleza" humana. En su prólogo al libro Juventud desamparada de August Aichorn, publicado originalmente en 1925, Freud enlistó dichas actividades como oficios destinados al fracaso, no en un sentido absoluto, pero sí en el contexto de alcanzar una satisfacción total o inmediata. Y es que, sin importar cuánto esfuerzo se ponga o cuán talentoso sea la persona que se dedica a estos oficios, por definición siempre existirá un margen de insatisfacción, un resultado incierto y una oposición.
Freud define a esta profesión como una imposible porque implica tratar con deseos y necesidades que se contraponen. El gobernante nunca podrá satisfacer a todos los ciudadanos y su mandato estará inevitablemente atravesado por el conflicto. Por ejemplo, Abraham Lincoln, el presidente de Estados Unidos durante la Guerra Civil, es un caso que sirve para ilustrar esta idea. A pesar de sus esfuerzos para unificar al país y abolir la esclavitud, nunca pudo lograr una reconciliación total. Su asesinato es la mayor muestra de la imposibilidad de quien se asume como gobernante aún cuando sus intenciones puedan calificarse como “justas” y, al menos en principio, parezca que existe un consenso general en torno a su intención.
Actualmente, gobernar parece una tarea aún más hercúlea. Con la expansión de las redes sociales, las opiniones se amplifican y se propagan con mayor rapidez, lo que propicia una opinión pública que limita muchas veces la maniobra de las y los líderes políticos.
En la educación la situación no dista mucho de la anterior. Aunque afortunadamente en tiempos recientes parece ganar fuerza una tendencia hacia formas pedagógicas más abiertas y libres, anteriormente los educadores intentaban moldear las mentes de sus educandos a pesar de que cada alumno posee deseos, pensamientos y resistencias propios.
Quizá uno de los ejemplos más conocidos para representar la imposibilidad de la educación es la de Sócrates, quien través de la mayéutica buscaba hacer que los jóvenes de su época llegaran a la verdad por sí mismos, al cuestionar sus creencias y perspectivas. Sin embargo, su enfoque desafiaba tanto las estructuras establecidas de poder y conocimiento que fue condenado a muerte por corromper a la juventud ateniense.
En los límites del inconsciente, el psicoanálisis es la tercera profesión imposible que Freud señala al reconocer que el proceso de análisis nunca es "completamente efectivo".
Freud mismo es un ejemplo de esta imposibilidad. Durante sus años de trabajo, algunos de sus pacientes nunca lograron una "cura" completa, y él mismo nunca alcanzó un entendimiento total de su propio inconsciente. En lugar de una cura definitiva, el análisis se convierte en un proceso interminable (pero sí con un fin), una búsqueda constante del entendimiento que siempre está incompleta.
En el siglo XXI, las personas recurren a la medicación de sus problemas psicológicos, en busca de un alivio instantáneo, mientras que el proceso psicoanalítico, que requiere tiempo y reflexión profunda, queda relegado. Además, a pesar de que el estigma hacia la salud mental ha disminuido, sigue siendo una tarea titánica convencer a muchos de la validez de los enfoques psicoanalíticos.
Muy al margen de todo lo anterior, hay que considerar que dedicarse a alguna de estas profesiones no significa que sean inútiles o que deban abandonarse. Al contrario: el reto está en aprender a vivir con la incertidumbre y a seguir trabajando en estos campos con una visión más realista, sabiendo que el hecho de estar dentro de una profesión imposible es estar dentro de una labor viva y en constante cambio.