Anna G. Dostoyévskaya, ¿la mujer a quien debemos «Crimen y castigo»?
Libros
Por: Carolina De La Torre - 03/22/2025
Por: Carolina De La Torre - 03/22/2025
Hubo un tiempo en que la genialidad masculina traía consigo un manual de instrucciones para las mujeres que habitaban a su alrededor. No lo llamaban así, pero existía: ser musa sin reclamar autoría, hacerse cargo de la cotidianidad sin hacer ruido, entregar el cuerpo y el tiempo con la abnegación de quien contribuye a una obra sin firmarla.
Anna Grigórievna Dostoyévskaya tenía apenas veinte años cuando aceptó un trabajo como taquígrafa para ayudar a un escritor a terminar su novela. No era cualquier escritor: era Fiódor Dostoyevski, a quien su padre admiraba; el genio atormentado que, perseguido por las deudas y el tiempo, dictaba con desesperación las páginas de Crimen y castigo. Anna no solo transcribió sus palabras, sino que se convirtió en su cómplice creativa, en la administradora de su mundo y, con el tiempo, en su esposa. Fue su editora, su consejera, su sostén financiero y emocional. Sin ella, la historia de Raskólnikov quizá nunca habría llegado a las imprentas.
Dostoyevski no solo encontró en Anna una taquígrafa, sino una mente aguda y una voluntad voraz. Fue ella quien se aseguró de que las palabras del genio llegaran al papel antes de que las deudas lo sepultaran. Sin Anna, Dostoyevski podría haber perdido los derechos de sus propias obras. Sin embargo, la historia la ha reducido a "la esposa de Dostoyevski", una figura de apoyo, un nombre que suele quedar en segundo plano.
En la historia del arte, la literatura y la filosofía, la genialidad se ha narrado como un privilegio masculino, un torrente creativo que, muchas veces, ha encontrado en ellas un respaldo imprescindible. Las esposas, amantes, secretarias y editoras han sido las sombras indispensables de estos genios. Zelda Fitzgerald, siempre a la sombra de Scott; Sofía Tolstói, atrapada en la tormenta de su marido; Anna Dostoyévskaya, clave en la publicación de Crimen y castigo y otras de las obras mayores del escritor, ha sido por mucho tiempo un nombre susurrado en la historia literaria.
Se nos ha hecho creer que la historia de la creatividad es una sucesión de nombres propios masculinos, pero, ¿y si las ideas también habitan en la complicidad, en las conversaciones nocturnas, en los cuadernos que ellas llenaban mientras ellos firmaban? La esposa del genio, según el manual no escrito, debía saber desaparecer: estar sin reclamar, sostener sin recibir crédito, inspirar sin ser mencionada. Hoy, ese manual se desdibuja en las manos de quienes se niegan a seguirlo.
Como dato final cabe mencionar que apenas en 2023 la editorial española Hermida editores publicó por primera vez en nuestro idioma las Memorias de Anna Grigórievna Dostoyévskaya, que comprenden los últimos quince años de la vida de Dostoyevski y otros quince que ella sobrevivió después de la muerte del escritor.