Albert Camus: la belleza de un mundo sin sentido (GUÍA DE LECTURA)
Libros
Por: Carolina De La Torre - 03/20/2025
Por: Carolina De La Torre - 03/20/2025
Leer a Albert Camus es abandonar toda idea de certeza para encontrar en el abismo esa luz que tanto buscamos en el sentido. Comprender que el sinsentido dota a la existencia de una extraña sensación entre pesadez y ligereza. No se trata solo de entender, sino de dejarse atravesar por esa certeza incómoda: el mundo no esconde un orden secreto, no nos debe explicaciones. Camus no es un autor para los tibios; exige entrega, una desnudez de espíritu dispuesta a encarar lo insoportable con los ojos bien abiertos.
Compartimos a continuación las obras del autor que, a nuestro juicio, son indispensables para adentrarse en su propuesta filosófica y narrativa. Veamos.
Meursault no finge, no se disfraza de lo que el mundo espera. Su indiferencia ante la muerte, el amor y la justicia incomoda porque despoja a la existencia de sus máscaras. No hay consuelo, solo la verdad desnuda de que el universo es sordo a nuestras súplicas.
¿Para qué seguir si todo es absurdo? La gran pregunta, la única que importa. Camus responde con una rebelión sin estandartes: aceptar el sinsentido sin buscar escapatoria, sin la trampa de las ilusiones. Hay que imaginar a Sísifo feliz, porque en el acto de persistir, de desafiar el vacío con la pura existencia, hay una forma de victoria.
La epidemia es el absurdo encarnado. La muerte se instala sin razón ni justicia, pero los hombres pueden elegir entre la resignación o la lucha. En ese escenario asfixiante, la única salvación posible es la solidaridad, el acto de resistir sin esperar recompensa.
Si el mundo es absurdo, la única respuesta digna es la rebelión. Pero no una revuelta ciega, sino aquella que, sin ilusiones ni fanatismos, se opone al vacío con actos de afirmación. Camus nos lleva al límite de su pensamiento: si la vida no tiene sentido, hay que darle uno con cada gesto, con cada palabra, con cada negación a aceptar lo que nos han impuesto.
Camus no busca redención ni promete respuestas cómodas. Su literatura es un golpe seco en la conciencia, un recordatorio de que el sentido no se encuentra, sino que se construye. Quien lo lea con ojos y alma abierta entenderá que, en su aparente desencanto, late una feroz defensa de la vida.