El mundo de la música ha perdido a una de sus grandes figuras con el fallecimiento de Zakir Hussain, el virtuoso de la tabla que no solo dominó los intrincados ritmos de la música clásica india, sino que también trascendió géneros, llevando su arte a audiencias globales. Hussein falleció a los 73 años en San Francisco debido a fibrosis pulmonar idiopática.
Nacido en 1951 en Mumbai, su padre fue el legendario maestro de tabla Ustad Alla Rakha. Bajo su tutela, Zakir floreció como un prodigio, actuando junto a los grandes de la música clásica india durante su adolescencia. Su innato sentido del ritmo y creatividad rápidamente lo distinguieron, convirtiéndolo en uno de los rostros más reconocibles de la música clásica india.
Universalmente reconocido como el mejor intérprete de tabla de su generación, Hussain ganó este título a través de décadas de presentaciones e innovación. La tabla, un par de tambores tocados con las manos, es una piedra angular de la música clásica india, pero el genio de Hussain residía en su capacidad para expandir sus límites. Introdujo la tabla a audiencias de todo el mundo, colaborando con artistas tan diversos como George Harrison, Van Morrison y Yo-Yo Ma. Su trabajo construyó puentes entre culturas y géneros, demostrando la universalidad del ritmo. Su papel en Shakti, una innovadora banda de fusión jazzística india que formó en 1973 con el guitarrista John McLaughlin, fue revolucionario. La fusión acústica de la banda combinaba ragas indias con el espíritu de improvisación del jazz, capturando la imaginación de audiencias en todo el mundo.
Las contribuciones de Hussain fueron mucho más allá de las actuaciones. Como compositor, creó bandas sonoras para películas como Heat and Dust y numerosas producciones indias. Sus colaboraciones con músicos como Béla Fleck, Edgar Meyer y el saxofonista de jazz Charles Lloyd fueron aclamadas por la crítica, mostrando su capacidad para mezclar la música clásica india con tradiciones occidentales sin esfuerzo. También fue una figura pública carismática, apareciendo como el rostro del té Taj Mahal en la India y actuando en películas, llevando su arte a un público aún más amplio.
En 2024, Hussain logró un hito sin precedentes para un músico indio al ganar tres premios Grammy en un solo año. El álbum de su banda Shakti ganó el premio al Mejor Álbum de Música Global, y su colaboración con Meyer, Fleck y el flautista Rakesh Chaurasia le valió otros dos Grammys. Estos reconocimientos fueron un testimonio de su capacidad para innovar mientras permanecía arraigado en la tradición. En 2023, Hussain recibió el Padma Vibhushan, el segundo honor civil más alto de la India, por sus extraordinarias contribuciones a la música y la cultura.
El impacto de Zakir Hussain no se limitó al escenario. Fue mentor y educador, profundamente comprometido con la formación de la próxima generación de músicos. Su filosofía de enseñanza enfatizaba no solo el dominio técnico, sino también un profundo respeto por la esencia cultural y espiritual de la música. Sus colaboraciones fueron tanto un ejercicio de romper barreras artísticas como de fomentar el diálogo intercultural. Ya fuera actuando en el Carnegie Hall o en una baithak tradicional india, la música de Hussain transmitía un mensaje universal de armonía y creatividad