'En el principio fue el maíz': la creación según la cosmogonía maya
Filosofía
Por: Alejandro Massa Varela - 10/23/2024
Por: Alejandro Massa Varela - 10/23/2024
La mitología es una estructura mental para la realidad. Los mayas fueron sabios en elegir una que se pudiera comer e identificara este sustento cotidiano con el del universo. La planta de maíz era para estos pueblos en el centro de América la masa creadora de su humanidad.
La domesticación del maíz fue y es esencial para Mesoamérica y se ha pone en práctica desde hace cerca de ocho mil años. Sus cerca de doscientas variantes alimentaron a la imaginación de los mayas y de otros humanos indígenas a través de sus cuerpos, o puede decirse, quizá mejor, que sus cuerpos y, por tanto, sus imágenes y visiones estaban hechos de maíz.
Esta planta ha sido metáfora de la vida misma, el hito del fuego para la toltequidad, del mismo modo en que el fuego fuego de Prometo lo fue para los griegos en su mitología. Su cultivo en milpa ha determinado el ciclo anual maya y, así, su observación astrológica.
Aunque se ha perdido su nombre prehispánico, el Dios del Maíz maya fue una de sus principales deidades. Representado durante el periodo Clásico como joven, el maíz nuevo, o como anciano, el maíz maduro, con hojas que brotan de su cabeza acentuadamente deforme, al carecer de los rasgos animales de otras divinidades: fue la imagen misma de la humanidad.
El grano de maíz es personalidad mínima del macrocosmos, un humano en el género de todas las personas, lo que pasa en la tierra con el maíz sembrado y que pasa en la Tierra como el proceso cósmico. Es también el mismo Dios del Maíz que actúa en el inframundo.
Traducido como libro del consejo o libro de la comunidad, el “Popol Vuh” del siglo XVI, ya posterior a las invasiones españolas en Mesoamérica, es una recopilación bilingüe de las historias que se contaban los mayas a sí mismos. Entre muchos detalles, especifica que sus héroes gemelos tenían dos plantas del maíz como dobles. Sin embargo, lo más importante en esta obra es recordarles a las hijas y a los hijos de esta cultura: el ser humano fue creado de este precuerpo vegetal, este cuerpo común que es la masa misma del origen:
De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne.
De masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre.
Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres.
Un cuento que todavía se trasmite en las comunidades mayas relata el descubrimiento de la “Montaña del Maíz”, el lugar donde se escondían sus semillas vivientes, planta que identifica a las mujeres y a los hombres con los poderes vivientes del cosmos. El autoconocimiento es un recuerdo de lo esencial, tener la sabiduría propia y colectiva del “genesista”, convertirse en poeta, el "despertador universal" que, según Vicente Huidobro:
...es un pequeño dios.
En Pijama Surf queremos compartirles una adaptación del génesis maya del hombre, realizada por Mayra Lisset Morales Martínez para el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas:
Mucho tiempo antes, cuando el mundo apenas iniciaba solo existía el cielo y el mar, no había animales, ni tierra y mucho menos seres humanos.
Al ver lo solitario que se encontraba todo, tres dioses: Kukulcán, Tepeau y Caculhá Huracán, crearon la tierra, las montañas, los árboles y los primeros animales, las aves y venados que habitan los valles. Sin embargo, como los dioses querían crear un ser perfecto que hablara, tuviera conocimientos y los venerara, surgió la idea del hombre.
Los dioses tomaron lodo y con él formaron al primer hombre, con sus poderosas manos moldearon su cabeza dándole las más hermosas facciones, hicieron sus brazos y piernas fuertes con el fin de que les sirvieran para trabajar la tierra y aunque al principio se sintieron felices con el resultado, el hombre de lodo no podía realizar las actividades más básicas, no le era posible hablar, ni caminar, cualquier movimiento por más leve que fuera los deshacía convirtiéndolos de nuevo en lodo.
Ante este primer fracaso los tres dioses no se rindieron y se unieron con otros cinco y comenzaron la creación de un nuevo hombre, esta vez hecho de madera, estos hombres podían hablar, caminar y comenzaron a tener hijos, sin embargo, no tenían sentimientos, eran personas sin alma, sus movimientos eran torpes, rígidos, no tenían ninguna emoción. Ante esta situación los dioses enviaron un gran diluvio a la tierra para acabar con la vida de los hombres de madera.
Paso mucho tiempo sin que los dioses intentaran crear un nuevo hombre, después de meditar largamente cuál era el mejor material para que el hombre pudiera finalmente pensar y sentir decidieron tomar mazorcas de maíz y con ellas crearon una masa blanca de la cual formaron cuatro hombres Balam Quitza, Balam Acab, Ma Hucutah e Iqui Balam, los nuevos hombres eran inteligentes y podían correr, pensar y amar, el maíz con el que fueron creados se impregnó en su esencia, se volvió su sangre y formó su corazón.
Al ver a su nueva creación, los dioses quedaron satisfechos de su trabajo, los hombres de maíz comenzaron a poblar la tierra, les enseñaron a sus hijos a respetar la naturaleza, a sembrar la tierra y nunca olvidarse de venerar a los dioses que los habían creado.
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