Como documentamos aquí, actualmente es un lujo de las personas más ricas e inteligente no tener una vida abrumada por las redes sociales y el consumo de información digital. Scarlett Johansson es otra celebridad que demuestra ser parte de cierta élite en este sentido, al decidir no tener cuentas de redes sociales ni tener aplicaciones de redes sociales en su teléfono, de esta manera protegiendo su salud mental. Decían los budistas que la belleza nace de momentos previos de paciencia y de evitar el enojo -en esta y otras vidas-; quizá la belleza de Scar Jo se deba a esta sana práctica, que según ella hace para evitar la ansiedad y mantenerse en el presente.
En una conversación en el podcast "The Skinny Confidential Him & Her," Scarlett Johansson confesó que su decisión de evitar las redes sociales proviene de reconocer su propia fragilidad y tendencia a la ansiedad. "Honestamente, soy una persona demasiado frágil para tener redes sociales", admitió. Para Johansson, interactuar con plataformas de redes sociales como Instagram o Twitter solo exacerbaría estos sentimientos, haciéndola sentir aún más abrumada. Ahora bien, si Scarlett, la actriz que más dinero ha generado en los últimos años, felizmente casada, con una familia y visiblemente sana, se siente abrumada y frágil ante los algoritmos de IG y TikTok, imagínense una niña de 15 años, de padres divorciados con sobrepeso, ¿cómo se sentirá ella ante el bombardeo de TikTok?
En el podcast Scarlett comentó que tuvo una cuenta de Instagram por tres días. Recordó una experiencia en la que pasó veinte minutos navegando por la página de Instagram de un desconocido, aprendiendo detalles sobre su vida -dónde vivía, cuántos hijos tenía, qué camioneta tenía, etc- que de otro modo nunca habría conocido. Esta inmersión en el mundo de otra persona la dejó sintiendo que había perdido ese tiempo, además de notar que rápidamente empezaba a compararse y a sentir que se estaba perdiendo de algo.. Este fenómeno, a menudo denominado "cultura de la comparación," es una característica de las redes sociales, donde los usuarios frecuentemente comparan sus propias vidas con las vidas aparentemente perfectas de los demás, lo que lleva a sentimientos de insuficiencia y descontento.
Scarlett reflexionó sobre cómo en una ocasión le mostraron en su oficina videos de TikTok, los cuales le parecieron muy divertidos. Lo cual rápidamente le hizo notar que sería un peligro tener esa app, puesto que sería una enorme distracción. Esto es un punto muy obvio pero hace falta tener claridad y voluntad para tomar la decisión de no tener estas apps, lo cual es más fácil para ella pues su vida sí es realmente buena.
Las reflexiones de Johansson destacan otro problema crítico: las redes sociales crean una realidad alterna. Es un espacio donde las instantáneas seleccionadas de la vida de las personas a menudo pintan una imagen irreal de perfección. Esta exposición constante puede distorsionar nuestras percepciones de la realidad, fomentando emociones como la envidia, el deseo y una sensación de estar perdiéndose algo. La conciencia de Johansson sobre esta trampa psicológica subraya la importancia de mantener un límite claro entre la vida real y el mundo digital.
Curiosamente, la postura de Johansson también toca una observación social más amplia: el papel de las redes sociales en aliviar la soledad. Si bien las redes sociales pueden crear un sentido de comunidad y conexión, también pueden servir como un consuelo superficial para sentimientos más profundos de soledad y aislamiento. En muchos sentidos, las personas que se abstienen de las redes sociales podrían ser aquellas que están más contentas y satisfechas en sus interacciones del mundo real, dependiendo menos de la validación virtual.
En resumen, el ejemplo de Scarlett Johansson es importante, pues muestra en materia de salud mental es necesario tomar decisiones que pueden ir en contra de las práctica sociales. Aunque sin duda es más fácil para ella poder ejecutar esta decisión, es aún más importante para personas con menos soportes emocionales y materiales tomar decisiones que puedan conducir a la salud mental. Una de ellas obviamente es limitar cuando no eliminar las redes sociales.
