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¿En que consiste la Tasa Tobin? ¿A quiénes beneficia y a quiénes perjudica? ¿Por qué sigue siendo rechazada en todos los parlamentos nacionales? ¿Cuál es la historia de enriquecimiento del inversor estadounidense George Soros?

En términos simples, ¿es la pobreza un infortunio o una injusticia? Al menos ciertas partes de la historia del Capitalismo sugieren lo segundo, sobre todo, la transición creciente a una economía financializada. ¿La solución más justa y a la vez más adecuada sería producir más riqueza o distribuirla mejor? En un planeta que se sigue volviendo finito, con necesidades humanas que se van volviendo infinitas, el equilibrio pasa por repartir mejor, algo tan eficiente como justo. Un ejemplo sería la tasa a la especulación que lleva el nombre del Premio Nobel de Economía de 1981, el neokeynesiano estadounidense James Tobin.

El inversor George Soros, también norteamericano y de origen húngaro, es en uno de los hombres más acaudalados del planeta y el segundo mayor especulador, solo detrás del Fondo de Pensiones, algo que logró destruyendo el valor de la moneda del Reino Unido. El economista catalán Arcadi Oliveres recurría a esta historia para que tengamos mucho más claro cómo la legalidad y las dinámicas económicas vigentes a nivel internacional están lejos de servir al bienestar compartido o incluso a la generación de riqueza:

Durante el verano de 1992, Soros se dedicó a comprar todas las libras disponibles en el mercado, además de modelar una profecía autocumplida mediante una campaña pública contra esta divisa. Poco después, permanecería dos días inactivo, solo para vender de golpe todas las libras que había acumulado, lo que provocó que su valor por la sobreoferta cayera estrepitosamente un 15%, desatándose el pánico. Cumplidas dos semanas del así denominado “miércoles negro”, Soros buscó comprar otra vez todas las libras posibles, ahora mucho más baratas. Y debido a que la devaluación de la moneda británica no fue un fenómeno inflacionario, sino especulativo, esta se recuperaría y estabilizaría rápidamente. Soros se había convertido en dueño de una gigantesca cantidad de libras cuyo valor infló artificialmente, solo para venderlas otra vez, poco para no volver a depreciarlas, ganando en medio año cerca de 1000 millones de dólares.

Esta historia es de conocimiento público. El plan de Soros no fue ilegal, si bien admite descaradamente que sus acciones podrían ser consideradas inmorales. Sin embargo, su compatriota economista consideró en su momento que al menos debería haber pagado impuestos. La “Tasa Tobin”, la cual nunca se ha aplicado, consiste en recaudar un 0.1% de los montantes de las transacciones financieras internacionales de carácter especulativo. La Organización de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo calcula que esto equivaldría a 720.000 millones de dólares por año, suficiente para acabar varias veces con el hambre.

Esta recaudación podría repartirse por mitades entre los gobiernos de los países en donde tienen lugar legal las operaciones financieras y la Ayuda Oficial al Desarrollo de la ONU, cuyo importe anual es de cerca de 140.000 millones de dólares, el 40% de lo que podría recibir con la parte que le correspondería si se aplicara esta tasa. El único pero económico es que un plan así haría menos atractivas estas transacciones.

Las corrientes de pensamiento neoliberal han impedido siempre la aplicación de la Tasa Tobin. Si bien fue sometida a votación en las cámaras legislativas nacionales de Francia, Bélgica y Canadá, además de recibir el reconocimiento del Parlamento Europeo, este último no tiene competencias para ser vinculante esta conclusión entre los Estados miembro, y los especuladores han procurado financiar a partidos políticos para ganarse su lealtad, además de ejercer métodos de presión mediáticos o chantajistas. Lo más cercano a su instrumentalización fue el intento del ex primer ministro británico Gordon Brown por aplicarla, algo que no tuvo éxito debido a las presiones de Timothy Gardner, entonces al frente de la Secretaria del Tesoro de Barak Obama. Algo para nada extraño, ya que la mayoría de los secretarios estadounidenses han sido en el pasado directivos en la gran banca de negocios Goldman Sachs.

Aplicar la Tasa Tobin podría ser apenas un pequeño gesto para reconciliar finalmente economía y bienestar compartido, aunque significaría una gran estrategia, aunque no definitiva, para paliar por corto o mediano plazo el hambre en las zonas más pobres de un mundo que podría ser menos finito en generosidad, lo que es también una forma de inteligencia o atención.


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Imagen de portada: George Soros, El Sol de México.