¿Por qué el Día de la Bicicleta se celebra el 19 de abril? Historia de una inesperada efeméride psicoactiva
Psiconáutica
Por: José Robles - 04/19/2024
Por: José Robles - 04/19/2024
El 19 de abril se celebra de manera un tanto impensada el Día Mundial de la Bicicleta, una festividad que cada vez parece volverse más popular y que tiene un extraño origen. Entre la proliferación de festividades seculares que se han establecido en los últimos años, el Día de la Bicicleta parece tener cierto sentido: un día para no usar el coche, reflexionar sobre los efectos de la contaminación y pasear por las calles soleadas en la primavera boreal. Sin embargo, todo esto es una curiosa apropiación del día en que un ser humano experimentó por primera vez con intención recreativa los efectos psicoactivos del ácido lisérgico, mejor conocido como LSD.
En su libro LSD: My Problem Child (LSD: mi hijo problemático), el Dr. Albert Hofmann, químico de origen suizo, relata cómo descubrió más bien por accidente las propiedades psicoactivas del LSD. Hofmann estudiaba un compuesto alcaloide conocido como ergotamina, usado en el tratamiento de cefaleas y migrañas, cuando, frente a un callejón sin salida en su investigación farmacológica, recordó de manera intuitiva que anteriormente había analizado las propiedades del LSD, sustancia que le había parecido "relativamente poco interesante".
Cinco años después de haberlo sintetizado, Hofmann volvió a producir LSD-25. Un 16 de abril de 1943 en Sandoz, Suiza, se vio obligado a interrumpir su trabajo debido a una suma de sensaciones totalmente inesperadas:
inquietud, combinada con leve mareo... un estado similar a un sueño... Cerrando los ojos percibí un flujo ininterrumpido de imágenes fantásticas, formas extraordinarias, con un intenso juego de colores caleidoscópicos".
Hofmann había consumido accidentalmente una leve dosis de LSD. Como luego diría Robert Anton Wilson respecto de este episodio de serendipia, parafraseando a Oscar Wilde, "todos los hombres derraman la bebida que aman".
Por suerte el Dr. Hofmann era un científico cuidadoso y entendió que para que el LSD le hubiera provocado el efecto que le causó, debía de ser una sustancia sumamente potente, ya que lo más probable era que apenas una leve trazo de la sustancia había sido absorbido durante la cristalización a través de la punta de sus dedos. Después se sabría que el LSD es entre 5 mil y 10 mil veces más potente que la mescalina.
Tres días después, el 19 de abril de 1943, Hofmann decidió experimentar los efectos de la sustancia pero ahora voluntariamente. Su mente científica le hizo ver que no había otra forma de resolver el misterio. El buen doctor ingirió 0.25 mg de LSD en 10 cc de agua a las 16:20 de la tarde (la hora que luego sería la famosa 4:20 de los fumadores de cannabis, aunque por otras razones). A las 17:00 empezaron los efectos. Primero notó mareo, ansiedad, distorsiones visuales y un "deseo de reír". A las 18:00 el doctor emprendió el regreso a casa en la bicicleta en que solía realizar el recorrido, inmerso, ahora sí, en los efectos sobrecogedores de la sustancia. El efecto fue de tal intensidad, que su asistente de laboratorio tuvo que conducir la bicicleta y guiarlo personalmente a casa.
Ya ligeramente repuesto, el doctor anotó en su bitácora: "de 18:00 a 20:00, la crisis más severa. Pese a mi condición delirante, salvajemente confusa, tuve breves períodos de pensamiento claro y efectivo". Al parecer era necesario atravesar un poco de infierno para arribar a ciertos hallazgos. El doctor Hofmann tomó leche para contrarrestar la toxicidad. No podía tenerse en pie y, ya en casa, la habitación se transformó en un grotesco carrusel. La mujer que le trajo la leche ya no era la Sra. R, sino:
una malévola, insidiosa bruja con una máscara de colores. Pero peor que estas alteraciones demoníacas del mundo exterior era lo que percibía en mí mismo, en mi ser interior. Cualquier intento de evitar la desintegración del mundo exterior y la disolución de mi ego parecía un esfuerzo fútil.
El doctor empezó a pensar que se estaba volviendo loco o que estaba muriendo; o ambas opciones a la vez. Una serie de pensamientos paranoicos se precipitaron por su mente.
Un médico visitó a Hofmann y notó que sus signos vitales estaban bien. No parecía encontrarse en verdadero peligro. El horror empezó a desvanecerse y en la medida en que pudo convencerse de que la locura había pasado, una "sensación de buena fortuna y gratitud" empezó a asentarse. El doctor escribió en su relato que las percepciones acústicas se convertían en imágenes coloridas, experimentado una sinestesia inducida por la sustancia. Su esposa regresó de Lucerne y Hofmann pudo dormir relativamente bien. Al día siguiente se sentía "refrescado, con una mente despejada, aunque un poco cansado físicamente", y más aún, el doctor apuntó:
Cuando caminé en el jardín, en el que el Sol brillaba después de la lluvia, todo resplandecía con una nueva luz. Como si el mundo hubiera sido recién creado.
Después de esta aterradora y fascinante experiencia, un par de psiquiatras colaboradores de Hofmann experimentaron con dosis mucho más pequeñas de LSD (el umbral de la droga es de 0.02 mg) y a partir de sus vivencias se aprobarían las primeras pruebas con animales. Algunos años después, el LSD empezaría a usarse en psicoterapias experimentales de manera muy promisoria. Sin embargo, luego llegaría Tim Leary y su excesivo entusiasmo lanzaría la "revolución psicodélica" en la década de 1960, la cual acabaría haciendo que la sustancia fuera prohibida. Hofmann escribió que nunca pensó que el LSD fuera a convertirse en una "droga de placer" y que la historia muestra que cuando esto ocurre, "sobrevienen consecuencias catastróficas". Pasarían décadas hasta que el LSD fuera sacado del calabozo médico y otra vez, ya en este milenio, la comunidad científica lo considerara como un interesante agente terapéutico. Esta era la intención de Hofmann, quien veía al LSD como una sustancia terapéutica o medicinal y no recreacional.
Curiosamente, el Día de la Bicicleta comenzó a celebrase en 1985, cuando Thomas B. Roberts, profesor de la Universidad de Illinois, tuvo el buen sentido del humor de celebrarlo un 19 de abril en memoria de aquel primer experimento con LSD, un evento epifánico en que Albert Hofmann regresó a su casa en bicicleta, al mismo tiempo aterrorizado y maravillado por los efectos de esta sustancia psicoactiva.