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¿Qué es la lluvia de estrellas Líridas? ¿Cuándo será posible verla y cuáles son los mejores sitios para hacerlo? ¿En qué consiste la explicación científica de este fenómeno? ¿Por qué se le relaciona con el mito de Orfeo y Eurídice?

La lluvia de estrellas Líridas son pinceladas de luz que la mitología griega vinculó a las figuras de Orfeo y Eurídice. Durante esta semana de abril, tendremos la oportunidad de mojarnos una vez más bajo su impresión fantástica. En Pijamasurf te contamos cuáles son los mejores días para observarla, y si es tu primera vez, esperamos que te sirva esta información.

Se trata de un aguacero de meteoros que se produce cuando nuestro planeta atraviesa una corriente de escombros que deja tras de sí el cometa “C/1861 G1 Thatcher”, descubierto en 1861 por el astrónomo a quien debe su nombre y por Carl Wilhelm Baeker de manera indendiente. Se trata de un cometa de periodo largo con una órbita de alrededor de 415 años, y a medida que se acerca al Sol, libera aquella estela de polvo sideral. Al entrar a la atmósfera terrestre, algunos meteoros pueden ser más brillantes, proyectan sombras durante una fracción de segundo y dejan tras de sí huellas humeantes que duran minutos.

Este fenómeno tendrá mayor visibilidad en el hemisferio norte, y es recomendable que los interesados en observarlo salgan de sus ciudades y vayan a sonsas rurales, ya que la contaminación lumínica impide atestiguar el cielo nocturno. La lluvia de estrellas Líricas se presentará, como cada año, hasta el 25 de abril, siendo el día de hoy 23 uno de los mejores para estar pendientes e ir lo más lejos posible de nuestras casas, oficinas, aeropuertos y plazas comerciales.

Orfeo seducía desde el encuentro con la calidez y el peso de su juventud, pero terminaba incorporándose a las bestias, las mujeres y los hombres con el amansamiento de su lira. La ninfa Eurídice se enamoró perdidamente del autor de esas melodías desconocidas y reconocidas para y por el alma en su historia y naturaleza. Y como naturaleza e historia decidieron casarse, un error que incorporó la muerte al encuentro de dos distancias atraídas.

El amado se convirtió en un amante completo cuando quedó viudo por la picadura de una serpiente. Llorada en las orillas del río Estrimón, la pena de Orfeo lo llevó al Hades o a lo que está por debajo. Esta “katabasis” o descenso a su amada era en extremo peligrosa. Hades y Perséfone no permitirían que se llevara a Eurídice, pero el músico ablandó a los dioses de los muertos, quienes, finalmente conmovidos, le permitieron reincorporarla al mundo bajo la luz con una condición: no mirarla hasta que estuviera totalmente bajo la soberanía del sol, el Ser. Pero el apego que había creado su mortalidad esperanzada, ese día en que se casaron, lo llevó a voltear atrás, cuando todavía Eurídice era sombra o recuerdo con un pie en el inframundo.

Todo se había perdido para siempre, y Orfeo, triste, se dejó también morir. Iría a la misma frontera que su amada, otra vida u otra incomprensión. Pero Zeus, el dios que conquistó el Olimpo, había empezado a extrañar al joven, e hizo recoger su lira por un águila para subirla a las religiones de las estrellas. Este mito es una ilustración del origen de la “constelación de Lira”, donde empezó el cometa Thatcher y lo que hoy podemos ver como una lluvia de atracciones, una pintura breve sobre nuestro desconcierto que, apenas se traza, desaparece.

 

Imagen de portada: lluvia de estrellas, Royal Museums Greenwich.