*

La década del 2000 fue distinta e interesante para los otakus. No solo aparecieron algunos de los animes más recordados y que aún conservan un gran fandom, sino endings entrañables que quieren volver a ser escuchados en este top.

Para Enrique y Luis, con quienes crecí viendo anime.

La década de los noventa significó el éxito en la televisión abierta de algunos de los animes más influyentes de la Historia. La escuela de doblaje mexicana consiguió compartir a niños y adolescentes estas series calificadas entonces de “monos chinos”, en realidad venidas del lejano Japón. No obstante, la década del 2000 resultaría muy diferente. Jóvenes inadaptados de secundaria, preparatoria y universidad descubrirían esa palabra “anime” junto a otra que adoptarían para sí mismos: “otaku”. Se desarrolló una subcultura en torno a series “underground” para este lado del Pacífico, en ese entonces adquiribles solo en japonés, subtituladas y vendidas en el mercado pirata de los tianguis o de un internet mucho menos regulado. Una década distinta a la actual donde un público mucho más amplio conoce al menos un anime entre una oferta inmensa en las principales plataformas de streaming. Muchos en el 2000 nos sentimos más unidos no solo empatizando con personajes de las series de principios de este milenio, sino vistiéndonos como ellos en convenciones o cenas de ramen y palitos pokys, pero sobre todo cantando el ending al final de sus distintos episodios como si fuéramos una sola vibración. Como escribió el poeta Shuntarō Tanikawa:

Esto llamado gravitación universal es el poder de la soledad uniéndose.

Para volver a cantar y seguir cerrando esa enorme brecha, ofrecemos nuestra lista de los que consideramos los cinco mejores endings de las series anime de la década del 2000.

 

Número 5: El tema de cierre de las OVAs FLCL

Conocida como Furi Kuri o Fooly Cooly en su pronunciación en inglés, es una miniserie de seis capítulos u OVAs escrita por Yōji Enokido y gatillada por una chica de las estrellas que conduce una vespa amarilla. Una historia que se revela como un batazo contra la vida cotidiana y aburrida de los adolescentes, a la vez que afirma su encanto. Este anime ha sido elogiado por la importancia y calidad de su banda sonora de estilo rock indie, power pop y post-grunge, que incluye varios temas del grupo The Pillows como el ending Ride on shooting star, gozado por primera vez un 26 de abril de 2000, apenas estrenada esta década genial. “Never knows Best", nunca conoces lo mejor, quizá son las palabras no dichas de nuestro día a día.

 

Número 4: El primer tema de cierre de Fate/stay night

Este anime es una adaptación de uno de los tres desenlaces posibles de la exitosa novela visual homónima producida por Type-Moon. Qué pasaría si el legendario rey Arturo hubiera sido en realidad una mujer, "Artoria Pendragon", también conocida como "Saber", quien sería invocada en el mundo contemporáneo sin querer por un mago inexperto. Una historia de amor entre dos seres que se fortalecen aprendiendo a confiar el uno en el otro, algo que refleja muy bien el primer ending de la serie, Anata ga Ita Mori, lanzado un 15 de marzo de 2006 por el dueto Jyukai, integrado por la cantante Watanabe Manami y el letrista Yoshiaki Dewa.

 

Número 3: El primer tema de cierre de Death Note

Fue un raro éxito en el mundo del manga y el anime que lograran helar la sangre de más de uno las escenas de un adolescente escribiendo de manera exagerada sobre una libreta. Death note de Tsugumi Ōba es un duelo de inteligencias con elementos paranormales entre un Sherlock Holmes japonés y un egomaníaco que asesina criminales para convertirse en el Dios de este mundo. Estrenado un 03 de octubre de 2006, el tema Alumina de la banda Nightmare no podría ser una mejor versión musical de la atmósfera de esta serie, probablemente porque este grupo no podría ser un mejor representante del movimiento “visual kei”, caracterizado por una estética andrógina, trajes, maquillaje y peinados extravagantes.

 

Número 2: El doceavo tema de cierre de Naruto

El ending Parade apareció casi al final del primer anime de Naruto, entre los episodios 166 y 178, menos interesantes por ser aventuras de relleno. Sin embargo, se trata de un tema que irradia el entusiasmo descontrolado que caracterizó al soundtrack y a toda la serie del ninja rubio creada por Masashi Kishimoto, llena de kunáis, sapos gigantes y clones hechos de sombra, una locura atemperada solo por una comprensión honesta de los sentimientos, un dolor con forma de persona que busca amor. Lanzado un 22 de febrero de 2006, este sencillo tiene el inconfundible estilo folk rock de la banda Chaba, agrupación reconocida por recuperar y llevar a la música de hoy instrumentos tradicionales como el “sanshin” de Okinawa.

 

Mención especial

Podría ser injusto darle dos puestos a un mismo anime, pero imposible no incluir el ending Wind o Waindo con el que conocimos por primera vez la soledad y la resiliencia de Naruto Uzumaki. El primer tema de cierre de este anime cubre hasta el episodio 26, y ha sido el único compuesto solo en inglés. Estrenado un 3 de octubre de 2002, el popular cantante de Yokohama Akeboshi logró transmitir un mensaje sobre la innecesidad de llorar por la culpa de ser uno mismo, sea quien sea cada quien. Un artista profundo que aprendió a tocar piano con tan solo tres años y estudió música en la legendaria ciudad de Liverpool.

 

Número 1: El tema de cierre de Saikano

También llamado Saishū Heiki Kanojo, traducido como Mi novia, el arma definitiva, es un manga y anime con un conmovedor desarrollo de personajes que viven días antes del fin del mundo, un trabajo profundo de Shin Takahashi que debería ser mucho más conocido. La última canción de amor en este pequeño planeta podría ser el ending de esta serie, la historia de un chico reservado que descubre que su patosa novia ha sido sometida a un experimento militar para convertirse en el instrumento de guerra clave de Japón. Sayonara es un tema de Yuria Yato que apareció un 4 de diciembre de 2002, la despedida de una voz secreta que mil veces antes hubiera querido hacerse oir y ser un cuerpo para tomar a alguien de la mano.