El misterioso hallazgo de un Chac Mool en Pátzcuaro, Michoacán
Arte
Por: Cristhian Pagot - 09/05/2023
Por: Cristhian Pagot - 09/05/2023
En un sorprendente descubrimiento en Pátzcuaro, Michoacán, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha localizado una escultura prehispánica de un Chac Mool. Esta figura, que ha sido objeto de fascinación y estudio durante años, fue encontrada de manera fortuita, añadiendo un nuevo capítulo a la rica historia de objetos del México antiguo.
El hallazgo tuvo lugar en una propiedad privada donde los dueños, al realizar trabajos de construcción, se toparon con esta pieza arqueológica. Rápidamente se informó a las autoridades del INAH, quienes confirmaron la autenticidad y el valor histórico de la escultura.
La pieza, que mide aproximadamente 1.20 metros de largo y ochenta centímetros de alto, presenta características típicas de un Chac Mool: una figura humana reclinada con las piernas flexionadas, sosteniendo un recipiente o plato sobre el estómago y con la cabeza girada en un ángulo de noventa grados.
Aunque se han hallado diversas representaciones de Chac Mool en sitios como Chichén Itzá y Tula, el descubrimiento en Pátzcuaro es especialmente relevante debido a su ubicación geográfica, lo que podría ofrecer nuevas perspectivas sobre las redes de intercambio y las influencias culturales entre las diferentes civilizaciones prehispánicas.
El Chac Mool, cuyo nombre proviene de las palabras mayas "chac", que significa "rojo" o "gran lluvia", y "mool", que se traduce como "montículo" o "montaña", ha sido objeto de distintas interpretaciones a lo largo de los años. Estas esculturas, que se encuentran principalmente en la península de Yucatán y en el centro de México, han sido asociadas con rituales de sacrificio, donde se cree que el recipiente que sostienen servía para colocar ofrendas o incluso corazones humanos.
Aunque su propósito exacto sigue siendo objeto de debate, lo indiscutible es la importancia del Chac Mool en la cosmovisión mesoamericana. Estas figuras, con su postura única y su mirada enigmática, son un testimonio mudo pero poderoso de las creencias, rituales y prácticas de las antiguas civilizaciones que habitaron estas tierras.
El reciente hallazgo en Pátzcuaro no sólo enriquece el patrimonio arqueológico de México sino que también nos invita a reflexionar sobre la profunda conexión entre pasado y presente y sobre la capacidad del arte para trascender el tiempo y contarnos historias que, de otra manera, permanecerían en el olvido.