En un incidente que sin duda tiene ciertos ecos de desobediencia y rebeldía (siempre bienvenidos), un par de niños se fugaron de la guardería donde estaban siendo cuidados (o retenidos, según se vea), a bordo de sendas motocicletas de juguete, en el centro de la ciudad de Almería, en España.
La peculiar evasión ocurrió el lunes pasado, en circunstancias que todavía no han sido del todo precisadas. Al parecer los menores (cuyas identidades se conservan en el anonimato, acaso para no servir de inspiración a otros) aprovecharon un descuido del personal que los supervisaba, quienes dejaron una puerta abierta por donde los fugitivos avistaron su oportunidad de conseguir la libertad, misma que aprovecharon sin dudarlo.
En una clara muestra de astucia e inteligencia, los niños no escaparon a pie, sino que se montaron en dos motos de juguete originalmente dispuestas para sus necesidades de juego y entretenimiento. Conscientes quizá de que así su escape tendría mayores probabilidades de éxito, los menores se subieron a las motocicletas y emprendieron la huida.
El escape inició satisfactoriamente y según los reportes del suceso, los niños alcanzaron a salir de la guardería sin ser notados e incluso recorrieron casi 300 metros de vía pública antes de que alguien los viera. Lamentablemente, a las 10:40 de la mañana, una mujer que cuidaba a una anciana avistó a los fugitivos en el cruce de una calle, aparentemente a la espera de que el semáforo cambiara de luz para reanudar la marcha.
La mujer buscó de inmediato el apoyo de la Policía Nacional. Tomó su teléfono y marcó el número de emergencia para reportar a los fugitivos y requerir las acciones necesarias para detenerlos.
Al mismo tiempo, por la calle se vio llegar a un par de personas de la guardería de donde habían escapado los infantes. Los monitores se habían dado cuenta de su ausencia y encontraron (por puro azar, indudablemente) el rumbo que habían tomado.
Para cuando el personal arribó hasta donde los niños se encontraban, también había llegado la policía. La confusión creció, pues ninguno de los involucrados podía explicar por qué los menores se encontraban en la calle sin supervisión ni cuidado.
Horas después, probablemente ante la presión de la policía y de la comunidad local, el director de la guardería, Joaquín Álvarez, aseguró que fue una madre sin relación con los fugitivos quien al salir del lugar después de dejar a su hijo dejó abierta la puerta por donde los menores emprendieron la huida.
Otras colegas de maternidad echaron por tierra la versión del gerente y expresaron su recelo frente a la explicación. Asimismo, reprochan a los encargados de la guardería haber intentado ocultar el incidente, que se dio a conocer en primer lugar a través de redes sociales y medios almerienses.
Los menores fueron devueltos a sus respectivas madres. No es posible saber si su intento de huida dejará una impronta significativa en su espíritu (lo suficiente al menos para repetirla), o si la motivación de su conducta es más profunda y sus ansias de libertad son un rasgo de carácter que expresa una disposición frente a la vida.
Sea como fuere, las investigaciones continúan.