*

Cuando la transgresión llama no hay nada que pueda detenerla; el hoax de estos monaguillos nos lo recordó.

La transgresión es un acto absolutamente humano. No importa si es detonada por fuerzas ideológicas o, sencillamente, por un cierto llamado al caos, pareciera que existen buenas razones para afirmar que se trata de un ingrediente propio de nuestra esencia. 

Y a propósito de esta reflexión, recién ocurrió un caso en Galicia, por cierto falso pero que despertó la atención mundial. Durante la solemne misa para celebrar la Epifanía del Señor en la Catedral de Santiago de Compostela, un par de monaguillos decidieron llenar el botafumeiro (un gran incensario) con 1/2 kilo de marihuana y así transgredir un recinto sacro, en un momento culminante. 

De acuerdo con el hoax, uno de los asistentes declaró: "No olía como otras veces, era un olor familiar pero no conseguía relacionarlo con nada, pero en la habitación de mi hijo alguna vez huele así”; los medios internacionales recogieron dicha afirmación, y ha desatado carcajadas en todas las latitudes. 

Los monaguillos fueron arrestados en ese universo paralelo de la post-verdad –aunque luego fueron liberados, con la prohibición de retomar su función en la iglesia– y, si bien justificaron su acto como una travesura que se les ocurrió días antes, nuestra hipótesis es que en realidad sucumbieron ante ese llamado arquetípico que algunos llaman transgresión.