Neurocientífico explica por qué la ayahuasca no es una sustancia lúdica
Psiconáutica
Por: Jimena O. - 12/24/2017
Por: Jimena O. - 12/24/2017
Dentro del reciente boom de la ayahuasca y otras sustancias psicodélicas, las cuales evidentemente tienen efectos sumamente interesantes para fines terapéuticos, muchas personas empiezan a comercializar esta planta y muchos usuarios empiezan a usarla de manera lúdica o recreacional. Este uso, sin embargo, no sólo conlleva cierto peligro sino que es un despropósito y va en contra de la naturaleza que tiene este brebaje medicinal. Esto es algo que el neurocientífico Jordi Ribas ha manifestado en una reciente entrevista. Ribas es uno de los principales expertos en el mundo en la farmacología de la ayahuasca y recientemente ha sido nombrado uno de los 25 científicos más influyentes del futuro de la ciencia por la revista Rolling Stone.
La proliferación del turismo psicodélico también produce una banalización de las experiencias psicodélicas, algo preocupante ya que parte importante de las mismas es el contexto en el que se realizan y los conocimientos de las personas que las facilitan y supervisan. Ribas señala:
Da un poco de vértigo ver cómo se está banalizando. Ves gente que organiza sesiones de ayahuasca en todos los sitios, cómo aparece en el ‘New York Times’ como una experiencia que está de moda… Entiendo que hay gente que va a estas sesiones pensando que pasarán un rato agradable, lúdico, y de lúdico no tiene nada...
Llevo tiempo evaluando a personas que la han consumido y me explican que creen que después de las experiencias vividas adquieren un conocimiento que para su vida es útil, pero que a veces están en la sesión a punto de tomarse la infusión y piensan ‘¡qué hago yo aquí sabiendo lo que viene!’. Todos te recalcan que no es una droga lúdica, todo lo contrario. Si buscas huir de tus problemas, tomar ayahuasca es lo último que debes hacer, porque te los pone delante de tus ojos y los reexperimentas muchas veces de forma dolorosa.
Tiene una serie de inconvenientes que la hacen desagradable. En su forma habitual, tiene un gusto horrible, también huele mal, produce una sensación de ardor en el estómago y de náusea prácticamente inmediata en el momento de la toma. Además, es bastante habitual que la persona, al rato de haberla tomado, vomite. De lúdico tiene muy poco. Si a esto le sumas que las experiencias pueden ser impactantes y dolorosas desde el punto de vista emocional… Esto es para mí una barrera de seguridad.
Ribas indica que la parte desagradable de la experiencia, tanto el proceso físico que suele producir vómito como la purga también psicoemocional son, de alguna manera, una válvula de seguridad que ayuda a que la ayahuasca no sea abusada de manera recreacional, como otras drogas que son más placenteras. Lo que hace especial a la ayahuasca es que la experiencia requiere sortear una cierta dificultad, un cierto malestar y en esto es como la vida que inevitablemente contiene muerte y sufrimiento. Por esto, la experiencia lúdica de la ayahuasca es una mala idea y es hasta cierto punto implausible, ya que no es algo muy divertido y ligero experimentar un sabor horrible, vomito o diarrea y demás síntomas que suelen acompañar a la ingesta. Por otro lado una actitud frívola de mera diversión y/o la combinación con otras sustancias suele tener resultados nefastos y ciertamente peligrosos. Así que en cierta forma ver a la ayahuasca como una experiencia lúdica es traicionar su espíritu, reducirla, poner su poder de sanación en entredicho y ponerse en riesgo a uno mismo. La ayahuasca obviamente debe tratarse como algo serio, justamente de la misma manera que uno lidia con la salud o con un proceso terapéutico con seriedad.
Surge y surgirá más con el tiempo el debate de si se puede formular una versión sintética de la ayahuasca en la cual se puedan evitar los efectos y aspectos desagradables de la ingesta; crear una versión para la sociedad de consumo y si ésta podrá ser igual de transformadora y efectiva sin todo el proceso de atravesar los aspectos más dolorosos y desagradables. Aunque es posible que una versión farmacológica de la ayahuasca, ingerida en un entorno completamente cómodo y seguro, pueda tener algunos usos médicos, es difícil pensar que esta versión no será necesariamente una ayahuasca lite y por lo tanto menos capaz de hacer una transformación radical, ya que el ser humano para transformarse generalmente necesita superar cierta dificultad y el aprendizaje nunca es tan profundo que cuando se sufre.
Las aplicaciones de la ayahuasca en un futuro podrían estar en el campo de los antidepresivos, en el tratamiento de adicciones y en el tratamiento de diferentes enfermedades neurodegenerativas, ya que el mismo Ribas ha notado que la ayahuasca es capaz de producir nuevas conexiones neurales "dos de los compuestos que están presentes en la liana, las beta-carbolinas, tienen unos efectos neurogénicos muy potentes... Estimulan la proliferación del número de estas células madre y su migración para integrarse en circuitos cerebrales preexistentes donde se transforman en neuronas funcionales. Estos tres procesos los estimulan estos dos compuestos de la liana", señala Ribas.