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Sin duda estamos viviendo una revolución psicodélica en la medicina, especialmente en el tratamiento de la depresión

Estamos indudablemente presenciado el renacimiento de la medicina psicodélica. Estudios con psilocibina han mostrado importantes resultados para tratar la ansiedad y la depresión con una efectividad superior a la de los antidepresivos y, acaso sólo comparable, con la ketamina, la cual es especialmente efectiva en casos severos. 

La ketamina es una sustancia que solía usarse sólo como anestesia de animales y empezó luego a usarse recreacionalmente hasta que en los últimos años se investiga seriamente para el tratamiento de depresión severa cuando antidepresivos y otras terapias no tienen logros.  En Estados Unidos el índice de suicidios ha llegado a su índice más alto en 30 años en el último periodo estadístico (2016), por lo que se buscan nuevas soluciones. 

Recientemente un estudio publicado en el "American Journal of Psychiatry" notó que la ketamina es efectiva como un tratamiento de emergencia para prevenir suicidios. En el estudio, los pacientes deprimidos obtuvieron una dosis de ketamina, la cual los hizo entrar en remisión de un episodio de pensamientos suicidas. Médicos hicieron el estudio con 80 pacientes clínicamente deprimidos. La ketamina probó ser efectiva y actuar no sólo disminuyendo la depresión sino también los pensamientos negativos e ideas (ideation es el término clínico usado). 

Esta reducción de la depresión y los pensamientos negativos duró unas seis semanas acompañada de más tratamiento. Lo notable del experimento fue que al notar los grandes resultados de la ketamina, los médicos tuvieron cierta compasión y decidieron dosificar a los pacientes que habían recibido una sustancia de control con ketrmina antes de que terminara el estudio. Actualmente la ketamina no está aprobada para tratar la depresión, pero una sustancia derivada está en proceso de aprobación en Estados Unidos.