La primera escena de Vuelven (Issa López, 2017) nos sitúa en un salón de clases donde los niños siguen la instrucción de su maestra, escribir un cuento, así conocemos a Estrella (Pola Lara) con su pulcro uniforme. Una niña que quiere escribir sobre tigres que han olvidado lo que son por miedo, y tienen que recordar para recobrar su reino. Hasta que un tiroteo hace que la maestra les indique tirarse al suelo, y que Estrella reciba de su mano un gis partido en tres que en realidad son tres deseos. Ella podrá usar a su antojo más adelante los deseos, desatando giros dramáticos en el guión en los que resulta complicado descifrar qué tan reales son, en lugar de constituir simples coincidencias mundanas.
Estrella regresa a su casa a descubrir que su madre no está, fue asesinada, y así encuentra a un grupo de niños de la calle que también han perdido a sus padres a manos del crimen organizado. Liderados por el carismático Shine (Juan Ramón López) viven en una azotea, comiendo ramen instantáneo con palomitas cuando pueden. Recordando clásicos como Los olvidados (Luis Buñuel, 1950), Pixote (Héctor Babenco, 1981) y Peter Pan (Clyde Geronimi, Wilfred Jackson, Hamilton Luske, 1953). Cabe mencionar que los niños no son actores y en verdad es un casting muy joven; a medida que la trama avanza los niños van sorprendiendo por el nivel de compromiso con la ficción, volviendo el relato más real cada vez, sin que olvidemos que son niños.
El Shine tiene un celular de un político, El Chino (Tenoch Huerta), envuelto con un grupo delictivo; también una pistola de calibre considerable, sobre todo en sus diminutas manos, con el mango de una serpiente de oro. Ambos objetos se los roba a un narcotraficante durante su borrachera callejera. Resulta que el celular contiene un video donde se ve el asesinato de una mujer por parte de El Chino, que no es nadie más que la madre de Estrella. El grupo de niños a los que se ha integrado la bucólica Estrella tienen que huir cuando son perseguidos por los criminales, hasta que llegan a una gran mansión abandonada y derruida donde pueden jugar a ser niños otra vez. Son acompañados de un tigre que a veces es oso de peluche que cobra vida (maravilloso uso de efectos CGI) y a veces se vuelve un tigre real.
Otra metáfora fantástica aparece justificada por la carcasa del celular, varios dragones que vuelan en el aire y a veces se vuelven golondrinas como las que formaban la cadena que tiene la madre de Estrella en la muñeca, gracias a la que la reconocen los niños en el video. Así que a veces vemos dragones volando y a veces son golondrinas, simbolizando los dragones los que los niños pueden convertirse al crecer con tanta crueldad a su alrededor, o quizás evolucionen y hereden las golondrinas de las tradiciones mexicanas que se van perdiendo pero que siguen ahí con raíces profundas por medio de las familias.
El guión de Issa López es directo y simple, cargado de gran variedad de símiles impactantes que reflejan poéticamente la sangrienta violencia que se vive en el México actual. Lo primero que vi de Issa López fueron sus cortos escolares que destacaban en el uso de la imagen, entre relatos de horror y cuentos pero con fuerte carga social. Me da un enorme gusto que regrese ahora a sus afortunados inicios, después de dedicarse mucho tiempo al cine comercial, escribiendo numerosos guiones y dirigiendo dos cintas de comedias románticas tradicionales como lo fueron Efectos secundarios (2006) y Casi divas (2008).
Si fuera lo antes señalado poco para que el lector se anime a ver la cinta, podrían hacer más caso al genial escritor norteamericano creador de múltiples novelas que han sido adaptadas al cine con gran éxito como Carrie o El resplandor, entre muchas otras. Stephen King, el maestro del terror literario, publicó en su Twitter acerca de Vuelven: “Este es un estupendo film, que es al mismo tiempo rudo y conmovedor. Después de 2 minutos estaba bajo su hechizo”.
Twitter del autor: @psicanzuelo