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La austeridad puede considerarse un minimalismo espiritual y como tal, algo de lo que nuestra sociedad carece (y que quizás necesita)

En la mayoría de las tradiciones espirituales la austeridad ocupa un rol central, pero es probablemente en las religiones que se han formado en la India en las que con mayor claridad y énfasis se ha desarrollado la austeridad, una virtud que parece estar en completa discordancia con el estado actual de la civilización basada en el consumismo, en el entretenimiento y en el hedonismo. 

Tanto en el jainismo como en el hinduismo y en el budismo se practican austeridades. En el budismo existen ciertas escuelas que no las practican como base de su dharma o sendero espiritual, particularmente el mahayana y el budismo tántrico, que más bien integran todos los aspectos de la existencia y en algunos casos buscan el placer para interrogar la naturaleza de la mente (igualmente en el hinduismo tántrico). Se suele decir que el Buda predicó el camino medio, uno no basado en las austeridades, habiendo practicado austeridades o mortificaciones por más de 5 años después de que renunció a su reino y descubierto que no eran suficientes para encontrar lo que buscaba --el cese completo del sufrimiento y el estado más allá de la muerte-- y finalmente logrando la iluminación después de interrumpir su ayuno (la leyenda cuenta que una niña le dio ambrosía). Sin embargo, no se puede separar lo que aprendió practicando austeridades, sometiendo a su mente a rigurosas pruebas en el entrenamiento del samadhi, de su resultado final, si bien es evidente que no fueron éstas expresamente las que le permitieron reconocer finalmente el estado de libertad incondicionada. Y es por esto que en los monasterios budistas y en diferentes escuelas budistas se viven vidas simples o austeras, se toman votos de castidad y renuncia, se realizan retiros, ayunos y demás prácticas que en el grueso de la población actual laica son percibidas como sumamente severas. Es una austeridad ciertamente no tan radical como la que practican algunos sadhus jainistas e hinduistas en la India, pero sin duda califica como austeridad.

En sánscrito la palabra para austeridad es tapas, un término de vasto campo semántico que ha sido traducido tradicionalmente como "austeridad", "mortificación", "ascetismo" o "severidad", haciendo referencia principalmente a las condiciones a las que se someten los yoguis en búsqueda de la iluminación, desidentificándose del cuerpo, así como también buscando la suspensión de las actividades, es decir, la no producción de karma. El mismo Buda en el Dukkha Kkhandha Sutta habla sobre estas prácticas, las cuales atribuye a los jainistas, y de las que se dice que conducen a la liberación.

Esta traducción de tapas es una versión tardía de lo que el término significaba originalmente --y, en cierta forma, sigue haciéndolo también. Tapas significa fundamentalmente "calor", específicamente el calor de la concentración, disciplina o meditación. Es el resultado o el estado en el que reside el asceta que practica con un cierto ardor (como ha traducido Roberto Calasso tapas). Esto nos lleva a entender de manera más amplia la riqueza de lo que significa practicar austeridades. La austeridad no es sólo la renuncia al mundo materialista, frívolo e ilusorio en el que generalmente se mueve la sociedad; es también una ardiente pasión por encontrar un estado más allá de lo impermanente, más allá del sufrimiento. El asceta, el que practica tapas, reconoce que la búsqueda del placer, el huir del dolor y las posesiones materiales suelen estorbar en la búsqueda genuina de lo incondicionado; por lo tanto elimina todo esto, todo lo que es inesencial, y se dedica completamente a la práctica, concentra toda su atención en un punto. La austeridad, en este sentido, es parte de la purificación necesaria de la mente y del cuerpo para que se puedan realizar ciertas prácticas yóguicas. 

La definición de austeridad de Nisargadatta Maharaj, uno de los grandes maestros espirituales del siglo XX en la India dentro de las tradiciones no duales, es altamente útil para nuestros tiempos:

Tanto la indulgencia como la austeridad tienen el mismo propósito: hacerte feliz. La indulgencia es la forma estúpida, la austeridad es la forma sabia.

Una vez que has pasado cierta experiencia, no volver a atravesarla es austeridad. Eliminar lo innecesario es austeridad. No anticipar el placer o el dolor es austeridad. Tener las cosas en control en todo momento es austeridad. El deseo en sí mismo no es malo, es la vida misma, la urgencia de crecer y experimentar y saber. Son las elecciones que haces las que están equivocadas. Imaginar que algo limitado --la comida, el dinero, el sexo, la fama-- te hará feliz es engañarte a ti mismo. Sólo algo tan vasto y profundo como tu sí mismo verdadero te puede hacer genuina y duraderamente feliz.*

Entendemos aquí lo que venimos diciendo con el tapas: la austeridad verdadera es un estado de conciencia, no un mero abandono de lo material. No es un estado mental de renuncia de la abundancia del pensamiento o la experiencia, sino un silenciamiento de todo el ruido y de todo el hacinamiento para dejar que se manifieste la profundidad de lo que somos, más allá de la identidad personal con ego. Una especie de minimalismo espiritual.

 

* Cita tomada de I Am That, p. 186