De tóxicos a antibióticos que son resistentes a patógenos complejos
Ciencia
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 05/26/2017
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 05/26/2017
Dos especies de hongos se han convertido en la mejor herramienta antibacterial para combatir el ántrax, el estreptococo y las infecciones por estafilococo resistente a la meticilina, entre otros. Ocultas en una antigua mina de cobre en Montana, ambas especies poseen la clave biológica para regular toda epidemia bacteriológica.
Científicos de la Universidad de Montana descubrieron las dos especies en la mina Berkeley Pit, la cual posee 540m de profundidad, agua ácida y arsénico. La zona era conocida por su toxicidad, pues puso en peligro a varios gansos de nieve en riesgo durante su período migratorio. Sin embargo, en palabras de los químicos Andrea A. Stierle y Donald B. Stierle, una cepa específica de hongos y bacterias tiene la capacidad de sobrevivir a un medio ambiente extremo.
Hasta ahora, los Stierle han descubierto que estas dos especies de hongos poseen propiedades anticancerígenas llamadas Taxomyces andreanae, las cuales, a su vez, pueden sintetizar con moléculas antiinflamatorias y antienvejecimiento. Frente a este descubrimiento, los investigadores decidieron mezclarlas con Penicillium fungus, resultando en un extraño lago habitado por nuevas estructuras moleculares similares a un antibiótico llamado macrolidas. La única diferencia es que las Berkeleylactona A –como se nombró al nuevo compuesto de estas especies fungus– no inhibe la síntesis proteínica ni el ribosoma, “lo cual sugiere que es un nuevo modo de acción ante una actividad antibiótica”.
El objetivo de los Stierle es comprobar que estas dos especies pueden convertirse en un antibiótico resistente a patógenos complejos como MRSA, Bacillus anthracis, Streptococcus pyogenes, Candida albicans y Candida glabrata. No obstante, ¿será posible que se promueva este antibiótico como futuro tratamiento a numerosas infecciones sin que lo prohiba la ambición de varias farmacéuticas?