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Este testimonio visual de la última dinastía china nos invita a reflexionar sobre el poder del arte

La dinastía Qing, también conocida como dinastía manchú, fue la última dinastía imperial china y tuvo su capital en Pekín, ahora Beijing, hasta la abdicación de su último emperador en el año 1912. Un catálogo de imágenes de increíble valor histórico sobre esa época sobrevive hasta nuestros días gracias a Thomas Child, un ingeniero inglés que fue contratado por el Servicio Imperial de Aduana Marítima para trabajar en Pekín cuando tenía 29 años. Child no realizó el viaje solo, ya que llevó su cámara consigo, de tal manera que durante las siguientes 2 décadas tomó aproximadamente 200 fotografías que ahora nos muestran un mundo perdido en los anales de la historia. 

 

Algunas de estas imágenes muestran una boda y los preparativos, otras son de ejemplos de arquitectura, incluyendo imponentes pagodas y la legendaria Muralla China. También, en ellas podemos observar el rostro de algún monje budista y su discípulo frente a un altar a Manjushri, así como una panorámica del más importante canal de Pekín lleno de botes y una misteriosa visión de la Ciudad Prohibida. La reflexiva belleza de estas raras imágenes inevitablemente nos invita a pensar en las palabras de Ansel Adams: 

 

La fotografía es algo más que un medio para comunicar ideas. Es un arte creativo.