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Con brutal sinceridad, Foster Wallace da una gran definición de lo que es un artista

David Foster Wallace, uno de los grandes escritores en  lengua inglesa en las últimas décadas, se caracterizó por una sinceridad que lo mismo lo desarmaba a él que al mundo, si bien esta sensibilidad por momentos estuvo bloqueada por fuertes problemas mentales de depresión ligada a la necesidad de sentirse aceptado --por momentos, las palabras de Wallace rezuman una brillante y auténtica vulnerabilidad. La sensibilidad, y no sólo la inteligencia, es necesaria para un artista. No es casualidad que su definición de un artista tuviera que ver con la valentía de ser uno mismo enteramente, con alta fidelidad a la propia voz.

En una fascinante entrevista de 1997 (11 años antes de que se suicidara) con Charlie Rose, Foster Wallace da una muy sucinta y clara definición de lo que considera que hace a un gran artista al hablar de David Lynch, sobre quien escribió un ensayo.

Foster sugiere que Lynch es el creador de un "nuevo surrealismo enteramente nuevo":

No sigue realmente una tradición, esto es impuesto por críticos después, lo que los verdaderos artistas hacen es ser ellos mismos enteramente, tienen su propia visión, su propia forma de fragmentar la realidad y si es auténtica y verdadera te harán sentirla en las terminaciones nerviosas y esto es lo que Blue Velvet me hizo a mí, aunque tal vez no lo haga a los demás... Fue una experiencia realmente epifánica.

En otra parte Wallace sugiere que la buena ficción se libera de la tiranía de la ironía y el desapego posmoderno y "encuentra una manera de representar" el mundo oscuro de la ironía posmoderna decadente y a la par:

iluminar las posibilidades de estar vivo en este mundo y ser realmente humanos... Pocos artistas se atreven a intentar encontrar formas de trabajar hacia redimir lo que esta mal, porque parecerán sentimentales e ingenuos a todos los ironistas fastidiados. La ironía se ha convertido en esclavizante y ya no liberadora.

Las personas son "esclavas de su cabeza", de su necesidad de parecer inteligentes y esto es uno de los obstáculos de crear gran arte, el cual trasciende lo meramente intelectual y la pedantería de la sofisticación.  

En un famoso ensayo, Foster escribió:

El truco es mantener la verdad al frente en nuestra toma de conciencia diaria. Idolatra al poder —te sentirás débil y con miedo y necesitarás cada vez más poder sobre los demás para alejar el miedo. Idolatra tu intelecto, ser considerado brillante —acabarás sintiéndote estúpido, un fraude, siempre al borde de ser descubierto. Y así sucesivamente...