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Consexos y sexcretos: la alquimia de los orgasmos

Buena Vida

Por: Rocktor - 10/27/2016

Hablemos de sexo con libertad de palabra y de cuerpo

La sexualidad es una de las funciones básicas del cuerpo humano y es, por encima de toda palabra que pueda decirse al respecto, el vehículo para la transmisión del amor. La sexualidad es el ejemplo vivo de que el placer que se comparte, se duplica. Pero hace falta integridad hasta para masturbarse, damas y caballeros.

En teoría el sexo podría proporcionar a sus practicantes el placer más luminoso; sin embargo, en muchos casos el deporte íntimo se convierte en fuente de frustración, culpabilidad, abuso, traumas psicológicos permanentes, perversiones y otras maldades. Esto es debido, al menos en parte, a que la educación para la socialización en muchas culturas incluye más deformación que información; más represión y depresión que diversión.  ¿Por qué? En palabras de Wilhelm Reich: la supresión sexual es un instrumento esencial en la producción de la esclavitud económica.

La publicidad promueve ideas paradójicas que invaden la mente con prototipos metrosexuales y cool, que inducen a pensar cosas tales como: "güey, da lo mismo con quién sea, güey, dónde sea y cuándo sea, güey. Cero compromisos y nos amanecemos". ¿Cómo aspirar a la libertad en un mundo de esclavos? ¿De qué sabor es el sexo en este gran shopping mall social?

Para conveniencia del sistema, han creado ese fantasma que hurga en todo Facebook, donde se fomentan vía medios y redes sociales la vanidad y el egoísmo, taras humanas que pretenden ocultar inseguridades sin conseguirlo. Si se les cede el gobierno de las relaciones a las actitudes de uso y abuso, sacrifica uno su capacidad emocional y rebota su afecto en un espejo cualquiera, en un selfie. La mercancía que recibe a cambio es frustración. Negar la vulnerabilidad propia es un acto de cobardía.

El sexo amoroso es un camino para las personas que son y están libres del miedo al qué dirán, que es un padecimiento epidémico entre la gente que miente a los demás y se miente a sí misma con tal de agregar una conquista al libro personal de récords.

La práctica del amor, si se sazona con ternura, sensibilidad y auténtica entrega, quedará libre de pecado, de hecho, es un alimento sutil que desintoxica el cuerpo -cerebro incluido-, el alma y el espíritu de cada protagonista de la pareja involucrada, y les abre las piernas del paraíso.

Además, como señala en algunos de sus trabajos Wilhelm Reich, hacer el amor por amor produce de manera alquímica partículas energéticas, derivadas del orgasmo duplicado, llamadas orgones, las cuales benefician a todos los seres vivos, pues se esparcen en la atmósfera democráticamente como feromonas, purificando las intenciones convivenciales de las criaturas, incitando a las caricias y al abandono de sí. 

¿Cómo llevar a cabo esta revolucionaria transformación integral desde una intención de apareamiento?

¿Cuántos factores intervienen cada vez que entre sábanas compartidas te veas?

Mucho hay que desvestir para dejar a la realidad desnuda y a punto.  En el terreno de juego del sexo encontramos hormonas, neurotransmisores, vitaminas, minerales y varias estrellas químicas, físicas y fantásticas más que poseen efectos identificados sobre el funcionamiento cerebral y la fisiología humana en su totalidad.

El sexo es la danza de la vida. Hay que observar el cortejo en los animales para comprender que muchas de las conductas de ligue de los seres humanos son comunes a todas las criaturas. Los pies bailan, las hormonas y los neurotransmisores juegan a la armonía musical y la vida sigue, a pesar de tanta negatividad y de tanta invitación a la parálisis, a la hipocresía y a la muerte.

…el núcleo biológico de la estructura humana es inconsciente y muy temido. Está en desacuerdo con todos los aspectos de la educación y el régimen autoritarios. Es, al mismo tiempo, la única esperanza real del hombre de llegar a dominar alguna vez la miseria social. (Wilhelm Reich)

Y este es tan solo el principio…

 

Bibliografía:

Wilhelm Reich. La función del orgasmo. Editorial Paidós, 6ª. Reimpresión, 1991, México.

 

En este enlace encuentras la segunda parte de este artículo y otros del mismo autor.

 

Imagen de portada: Imagen: "Copulating" de Alex Grey