Ante estas palabras se desataron una serie de reacciones que incluyeron una severa condena de parte del campamento de Hillary, quien acusó a Trump de fomentar la violencia. Numerosos medios en Estados Unidos han escrito editoriales reprobando las declaraciones y el New York Times llamó incluso al Partido Republicano a pronunciarse.
Por su parte, Trump desestimó las declaraciones y mantuvo que aludía a que la gente de la Segunda Enmienda se uniría políticamente para hacer algo al respecto.
Aunque algunas personas señalan que las declaraciones no fueron hechas en un tono serio es indudable que son al menos irresponsables, siendo que se está refiriendo a personas que tienen armas y que sienten que su derecho es llevarlas a todas partes, un grupo de población altamente manipulable --como lo son la mayoría de los seguidores de Trump-- y que tiene una cierta inclinación a la violencia. Por ello se acusa a Trump de "terrorismo estocástico": esto es definido como el uso de los medios de comunicación para incitar actos de violencia de actores aleatorios, algo así como provocar que un individuo actúe violentamente de manera impredecible.
