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Entre gimnasia autoerótica, rito sagrado y patología sexual, es extraña la historia de la "autofellatio"

La autofelación, o autofellatio como se le conoce internacionalmente, es parte de la sexualidad esotérica, por así decirlo, entre broma sexual, reto adolescente, patología malentendida y antiguo rito sacro. Básicamente se trata de llevar los genitales a la boca para estimularse sexualmente, pero tiene una serie de connotaciones que varían según el filtro desde el cual se percibe. Debe distinguirse del "autoirrumatio" que consiste en utilizar la boca como un receptáculo penil pasivo, según la literatura médica. Según el famoso doctor Alfred Kinsey, sólo dos o tres hombres de cada mil logran conseguir este acto, pese a que en la adolescencia "una porción considerable lo intenta". Como señala Jesse Bering en su pequeña historia de la autofellatio, en la cual basamos este artículo, la gran dificultad de conseguir este polémico acto reside "en la dubitativa espina dorsal y en las inoportunas costillas"; el círculo del autoplacer se topa con el obstáculo de la anatomía y sin embargo, condiciones corporales anormales o el duro trabajo gimnástico hacen posible para algunos la autofelación. Es por ello que entre adolescentes circula un rumor de que el yoga puede lograr que una persona se "alcance", lo cual es también un signo de vigor, ya que supone normalmente un pene de gran tamaño. Esto fue explotado en un sketch en el programa Saturday Night Live, donde Will Ferrell inicia clases de yoga y práctica samadhi con la "autofellatio" como único punto de concentración, algo que está basado en una historia real: en 1975, la psiquiatra Frances Millican describió a un paciente algo perturbado, de acuerdo con lo que cuenta Bering, que justamente había aprendido yoga con este propósito. 

Las leyendas de la autofelación pululan en la literatura médica y no médica. Está el caso del gran escritor decadente Gabriele d'Annunzio, quien supuestamente se habría quitado un hueso para facilitar el acto, algo que su sobrina niega. Aunque por otro lado, Bering acepta que el soldado poeta nombrado príncipe por Mussolini y admirado por James Joyce sí utilizaba zapatillas con forma de falo y tenía una vestimenta arreglada con un agujero en el pene, gustaba de andar a caballo desnudo y se tomaba autorretratos desnudo (entre los cuales al parecer no se han encontrado autofelaciones, para un doble narciso-uróboros).

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Entre psiquiatras la autofelación históricamente ha sido vista como una perversión, desde una óptica patológica, esto, según Bering, en buena medida obedece a que la mayoría de los estudios hechos datan de antes de 1980 y llevan un lastre freudiano o a veces homofóbico. Bering cuenta del caso de un soldado de 22 años que en 1977 llevaba practicando autofellatio desde los 12 años aunque de manera muy poco satisfactoria, y estaba al borde de la locura "por el hecho de que físicamente sólo lograba incorporar su glande y quería incorporar todo". Quizás los doctores pudieron haber recomendado al soldado algunas posiciones de yoga para eliminar su frustración. Como dice Bering, "esto es el máximo cock-tease, el pene tan cerca pero tan lejos".

La jerga psiquiátrica ha descrito la autofelación bajo una base simbólica como un "anillo virtual de narcisismo" en el que ser:

recrea un estado infantil temprano en el que las representaciones intrapsíquicas de los objetos externos están separados del yo-objeto, con una simbiosis parasitaria con el objeto externo. A través del fenómeno de la autofellatio, el ego reestablece su necesaria maestría sobre el objeto externo representado como una defensa de la pérdida de objeto y puede restaurar la fusión parasitaria con el pezón.

Esta descripción de 1971 hecha por el psiquiatra Frank Orland no podría estar más enmarañada de exceso conceptual freudiano, a la manera de una "autofellatio" verbal, redundancia solipsista de la autoproyección de la visión libidodeterminista de la infancia y el eros como destino. O algo así. De cualquier manera es un buen ejemplo de cómo se piensa o cómo se pensaba entre psiquiatras que abusaron de leer a Freud y a Lacan y que poco tienen que ver con la realidad. 

Otro caso divertido --o perturbador, según quiera verse, es el de un hombre cuya estimulación sexual, a la manera pavloviana, iba acompañada de una "sensación de constricción en la garganta". Intentando evitar la necesidad de la autofelación, el paciente habría intentado "fumar, estimular su faringe con un plátano, un palo de escoba y una ducha vaginal".

Luego hay varias interpretaciones que sugieren que la autofelación es una expresión de una homosexualidad reprimida, en un interpretación bastante literal. De acuerdo con Bering, "los hombres descritos [en la literatura médica] como regla enfrentaban los prejuicios moralistas en contra de la homosexualidad". Mencionar que no se tienen registros del autocunnilingus, algo que es evidentemente anatómicamente más difícil aunque no puede descartarse completamente (después de todo se suele decir que las mujeres son más flexibles) y, en dado caso, sería una opción para superar la llamada "brecha del orgasmo" entre hombres y mujeres. 

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Esta breve historia de la autofelación no estaría completa sin mirar hacia atrás al simbolismo, ya no freudiano, sino sagrado y arquetípico de este acto. La autofelación, que en nuestra cultura podría significar un acto por antomomasia de ensimismamiento egoísta, en otras culturas simboliza el uróboros, o la serpiente que se muerde la cola, la cual a su vez simboliza el infinito o un cosmos autosuficiente que se regenera en sí mismo. 

El egiptólogo David Lorton notó que la autofelación aparece en varios papiros egipcios como un ritual religioso. En uno de ellos se describe cómo el dios Ra creó al dios Shu y a la diosa Tefnut escupiendo el semen que obtuvo a través de una autofelación. Esto tiene cierta lógica; después de todo, si se quiere representar la creación cuando sólo existe un ser la autofelación o la masturbación son imágenes apropiadas. En el famoso texto sobre los sueños de Artemidoro, Onirocrítica, se dice que soñar con la autofelación es algo aciago y puede significar la muerte de un hijo, la pérdida de un amante o la pobreza extrema. ¿Quizás porque refleja que uno está tan involucrado consigo mismo --realizando autofelaciones simbólicas-- que descuida a los demás?