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Las 22 puertas del castillo-espejo: XVIII La Estrella (la carta 17)

Arte

Por: Psicanzuelo - 06/27/2016

Por medio de un análisis exhaustivo de los 22 arcanos del tarot se intentará darle un sentido al ejercicio cinematográfico como regulador de la percepción de la vida

Es, por el contrario, la astronomía la que ha nacido de la astrología, y la astrología primitiva es una de las ramas de la Santa Cábala, la ciencia de las ciencias y la religión de las religiones.

                                               Eliphas Lévi

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Eliphas Lévi

Empecemos dándole la palabra al enigmático pero a la vez emblemático Eliphas Lévi, quien nos habla del arcano con estas palabras:

Una mujer desnuda, que representa a la vez la Verdad, la Naturaleza y la Sabiduría, sin velo, inclinando dos urnas hacia la tierra, donde vierte fuego y agua; por encima de su cabeza brilla el septenario estrellado, alrededor de una estrella de ocho rayos, la de Venus, símbolo de paz y de amor; alrededor de la mujer, verdean las plantas de la tierra, y sobre una de esas plantas viene a posarse la mariposa de Psique, emblema del alma, reemplazada en algunas copias del libro sagrado por un pájaro, símbolo más egipcio y probablemente más antiguo. Esta figura, que en el Tarot moderno lleva el Titulo de estrella brillante, es análoga a muchos símbolos herméticos, y no deja de guardar analogías con la estrella flameante de los iniciados en francmasonería, manifestando la mayor parte de los misterios de la doctrina secreta de los Rosacruces.

ELIPHAS LEVI

¿Quién fue Eliphas Lévi, de quien tanto hemos hablado en estos artículos? Su nombre de nacimiento era Alphonse Louis Constant (1810-1875); el nombre con el que publica sus libros fue su intento de traducir o transcribir sus nombres de pila, Alphonse Louis, en hebreo, aunque él no era judío. Hijo de un zapatero en París, asistió a un seminario y comenzó a estudiar para entrar en el sacerdocio católico en el seminario, aunque pronto huyera, quizás al ser tocado por este arcano de algún modo. Escribía en esos años de mil ochocientos cuarenta y tantos una serie de pequeñas obras religiosas: De las costumbres morales y las doctrinas del racionalismo en Francia (libro de contraIlustración), La madre de Dios, El Evangelio de la gente y El testamento de la libertad (publicado en el año de las revoluciones de 1848, dio lugar a dos penas de prisión breves por sus ideas radicales). Después de estar brevemente vinculado a fondo con los rosacruces, escribe el primer tratado de magia en 1854 bajo el título Dogma y ritual de la alta magia. Sus famosas líneas de apertura presentan el modo particular con el que abordaría el esoterismo:

Detrás del velo de todas las alegorías hieráticas y místicas de las doctrinas antiguas, detrás de la oscuridad y pruebas extrañas de todas las iniciaciones, bajo el sello de todas las escrituras sagradas, en las ruinas de Nínive o de Tebas, en las piedras ruinas de antiguos templos y sobre el semblante ennegrecido de la esfinge asiria o egipcia, en las pinturas monstruosas o maravillosas que interpretan a los fieles de la India, el inspirado las páginas de los Vedas, en los emblemas crípticos de nuestros viejos libros de alquimia, en las ceremonias de recepción practicadas por todas las sociedades secretas, no se encuentran indicios de una doctrina que está en todas partes la misma y en todas partes cuidadosamente oculta.

Aquí es donde resulta funcional para el autor de estos artículos (psicanzuelo) el método de Lévi; encuentro en el personaje histórico, en el escritor, a un antropólogo de la magia, pero en un sentido de exploración arqueológica de los símbolos, presentes en todas las culturas, han regulado las realidades disponibles para la gente en cada tiempo, realidades que se dividen también en esferas a las que se tiene o no acceso. Me pregunto a mí mismo, en una pregunta que podría ser parte de un cuento paranoico de ciencia ficción: partiendo de que las películas de las que hablamos aquí (comerciales y de autor por igual) son para el vulgo, asequibles para cualquier que pueda verlas en sus múltiples formatos (DVD, VHS, torrent, cine, etc.), ¿existirán películas prohibidas para la población en general (sin referirme a obras snuff, etc…)?, ¿quizás películas que dirigen directores en secreto para las altas esferas, que sigan guiones y diseño de producción que puedan abrir otras puertas de percepción?, ¿quizás puertas muy distintas a las que se abren en la percepción de la gente que se quiere controlar, a la masa que mira cierta combinación de arcanos diseñada como dieta para su campo morfogenético?

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En su muy divertida e iluminadora novela Flicker, Theodore Roszak plantea un thriller cuya investigación se mueve por el mundo de las películas underground de los 60 y 70, el cine XXX, los splatter films, encontrando la respuesta en la historia secreta de las películas que tiene sus orígenes en el siglo XIV. Un grupo de huérfanos editan encerrados con una conciencia libre de cualquier estimulo externo, del mundo moderno, cierto tipo de filmes. Cabe mencionar que el sobreexpresivo Darren Aronofsky ha deseado filmar esta novela por años y los estudios se han encargado de tirarle la producción puesto que son temas intratables en el cine.    

Pero sigamos con el tema. Pensando que Lévi fue el primer facilitador de códigos mágicos y rituales, explicaba lo que antes no se podía entender, con simpleza y alegría, con ganas de comunicar. Gracias a Eliphas Lévi las cartas del tarot toman importancia en términos mágicos, antes de él no se relacionaban con magia ni con ritual.  No deja de serme muy gracioso el detalle de que Aleister Crowley pregonaba ser la reencarnación de Lévi, lo que por un lado no tiene nada de verdad, no creo que ni siquiera él lo creyera, pero por otro nos deja claro la relevancia de Lévi y sobre todo el nuevo uso que le podemos dar a los códigos mágicos, eso lo sabía muy bien el siguiente gran revolucionario de la psique, Sigmund Freud, y sobre todo sus discípulos. No deja de ser interesante la importancia que Lévi le da a la carta de la estrella, arriba de todos los demás arcanos.

 

El humo de la bondad minimalista

La carta en su significado llano representa a la Fe, la inspiración, las perspectivas brillantes y el optimismo.  Así vienen a la mente dos películas que son en realidad una, Smoke y Blue in the Face, dirigidas por el hongkonguense Wayne Wang y se rumora que también por su guionista Paul Auster --valga la coincidencia, la película que hizo famoso al director chino anteriormente se llamaba El club de la buena estrella. La historia inicia con un cuento sencillo (casi minimalista) escrito  por Auster para el numero navideño del New York Times de 1990 que cae en manos de Wang, quien le pide un guión al escritor que nunca había escrito uno. Curiosamente la colaboración se materializa tras los hospicios del arcano de la Estrella y se conforma un ejercicio fílmico como pocos en Hollywood. Al mismo tiempo que se va llegando a todas las interpretaciones de emociones humanas profundas en Brooklyn que están descritas en el guión de Smoke, se da rienda suelta a una serie de improvisaciones que funcionan como si hubieran estado escritas por altas inteligencias; altos astrales encarnaban en actores de alto rango como Harvey Keitel y William Hurt, dándole nacimiento a lo que conocemos como Blue in the Face. 12 escenas que partían de viñetas con personajes diseñados por Auster, rodadas en 3 días por Wang con ayuda del escritor que tomaba en cuenta la opinión de los actores para modificar los argumentos, aprovechando el rodaje de Smoke por los Weinstein. Curiosamente hasta los Weinstein opinaron y compartieron estrella con los cineastas después de ver un primer corte que dio como resultado otros 3 días de filmación. Para quien conoce la manera de trabajar de los Weinstein: es mucho más común que quiten tomas, cercenen películas enteras y a veces las dejen como Frankensteins, según varios cineastas; así que llama la atención que en este caso, en una producción protegida por la Estrella, más bien se dedicaron a colaborar con su construcción.

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Una película de diálogos que envuelven otros diálogos e historias que envuelven otras historias, un drama que se mueve de forma oral, es una resonancia más dentro de la Estrella que según Papus también significa el habla, la palabra en acción, conectándose así con Mercurio, dios del habla, con el Logos griego, el verbum. Para Papus es la letra hebrea Phe, y distingue en la carta una extensión de sol en la joven rubia que juega, trabaja junto al agua. La inmortalidad del alma que yace dentro del cuerpo, una carta que se enfrenta contra la destrucción; de ahí la gran yuxtaposición contra la carta que le precede que es la Torre, porque la estrella es la esperanza.   

 

El objeto alquímico es psíquico

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Un holograma para el rey (2016), con guión adaptado y dirección del alemán Tom Tykwer en una producción hollywoodense que ocurrió en plena Arabia Saudita y lugares aledaños, nos plantea a un obsesivo personaje que se encuentra psíquicamente un tanto cuanto a la deriva, el empresario Alan Clay (Tom Hanks). Ciertos fantasmas capitalistas del pasado vienen a visitar por las mil y una noches de insomnio a Clay en su hotel en Arabia, donde se encuentra intentando vender un sistema de comunicación que se basa en los hologramas a distancia, mientras que por las mañanas no puede despertar para ir a trabajar a un sitio que se encuentra en el desierto, donde su equipo trabaja junto a una futura ciudad que es propiedad de la familia real. A través del sueño viene la inspiración para renacer, la estrella que lo ilumina y cambia su paradigma, pero aparece pronto la decisión tajante en la que se ve forzado a elegir entre la carne o el espíritu; la primera opción es una dama danesa de buen porte que representa la fugacidad de la misma estrella mientras la segunda opción es la luz eterna de la misma estrella, una doctora de pasos firmes que le arregla un problema físico en la espalda que revela su crisis vital. El holograma es sólo un holograma y la verdad eterna prevalece en lo que deja ir Clay.

Sallie Nichols explora las cualidades de la carta de la Estrella en cuanto que está desnuda, es el primer arcano desnudo, si no contamos al Diablo, y lo conecta simbólicamente a que está desposeída de toda identificación y desnuda de cualquier pretensión. Y en estas lecturas no se puede desligar a la Estrella de la Torre que es a la que le sigue, una carta que libera de las estructuras; la estrella es la libertad de ese espíritu, es su esencia más noble. Nichols trae al juego el trabajo de Jung, obviamente, al ser completamente junguiano su acercamiento, y nos ubica en lo que para él constituía la carta, como también lo hacían los mandalas y otras figuras parecidas; es el famoso proceso de individuación:

Parecido al objeto alquímico… Jung propone que la salvación del hombre yace en el fondo de su psique y que cada uno debe trabajar individualmente para descubrir y liberar la esencia de oro que yace enterrada dentro de la naturaleza. Para los alquimistas el mundo interior era un misterio. Proyectaron los elementos de su psique hacia los elementos de la naturaleza exterior con los que trabajaban constantemente. Quedó pues para Jung y los psicólogos que le siguieron, el descubrir los caminos para recuperar las proyecciones hechas hacia los objetos exteriores, así como hacia las personas, y confrontar éstos como elementos psíquicos arquetípicos. Vista en este concepto, la Estrella representa un paso importante hacia la participación más consciente y activa en el proceso de individuación. 

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La cinta ultraindependiente Más extraño que el araíso (Jim Jarmusch, 1984), con toda la energía punk en un sentido minimalista, representa una vez mo buen porte que representa la f final del viaje de carreterar en resonante road movie con todo el peso de la Amricana en los hoás a esa estrella que se aparece en la producción tras gozar de la bendición de Wim Wenders, que apoyó ligeramente al joven cineasta regalándole algunas latas de material fílmico, pero también en el argumento, por medio de la prima lejana de Rumania que viene de visita para despertar sentimientos dormidos en John Lurie y su único amigo. Al estar imposibilitado por sus costumbres a no apreciarla, deben ir en su búsqueda cruzando el frío invierno y las penurias que aguardan al final del viaje de carretera en resonante road movie, con todo el peso de la Americana en los hombros, buscando el paraíso perdido.

 

La luz interior

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Volvamos a Eliphas Lévi para tomarlo como referencia y hablar de una película que encierra bastante del arquetipo de la Estrella: Starman (John Carpenter, 1984), una de las cintas más comerciales de Carpenter, de esas pocas de ciencia ficción que ha realizado, género en el que el maestro del terror se mueve de forma extraña pero elegante. Lévi nos dice acerca de la Estrella:

Cuando morimos, nuestra luz interior se va, siguiendo la atracción de su estrella, siendo de ese modo como revivimos en otros universos, en donde el alma se hace una nueva vestidura, análoga a los progresos o decrecimientos de su belleza, porque nuestras almas, separadas de nuestros cuerpos, se parecen a las estrellas errantes, son glóbulos de luz animada que buscan siempre su centro para encontrar su equilibrio y su movimiento, pero antes deben desprenderse de los anillos de la serpiente, es decir, de la luz astral no depurada que las rodea y las cautiva, en tanto que la fuerza de la voluntad no las eleva hacia arriba. La inmersión de la estrella viviente en la luz muerta es un suplicio espantoso, sólo comparable al de Majencio. El alma se hiela y se abrasa en ella al mismo tiempo, y no tiene otro medio de desprenderse que volviendo a entrar en la corriente de las formas exteriores y adquirir una envoltura de carne, y luchar después con energía contra los instintos para afirmar la libertad moral que le permitirá, en el momento de la muerte romper las cadenas de la tierra y volar triunfante hacia el astro consolador, cuya luz le ha sonreído.

Tomando estas líneas en cuenta, podemos ver a Starman como una alegoría de esa luz brillante que yace al interior de un ser humano que rebasa lo normal, lo acostumbrado tras las buenas costumbres, transformando al poseedor de esa luz incandescente en un extraterrestre.

Siguiendo por la línea de la ciencia ficción y denotando la substancia vital que nos circula y que hay que cuidar, como decía Lévi, de no ser ensuciada astralmente, resulta muy útil en tramas donde o hay que guardarla para cambiarla a otro cuerpo o es robada por seres que se alimentan de ella; podríamos pensar en cualquier encarnación de La invasión de los ultracuerpos/de los ladrones de cuerpos (1956, 1978, 1993, 2007). Mejor aún, pensemos en otra extraña obra de ciencia ficción por otro maestro del terror, en este caso el creador de La masacre en Texas (1974). La película en cuestión es Lifeforce (Tobe Hooper, 1985), casi del mismo año que Starman, seguramente en ese año la estrella estuvo cerca de nuestro planeta. Originalmente llamada Los vampiros del espacio, es una primera incursión de Hooper en el género; recordemos Invasores de Marte del año siguiente, donde podemos observar la vampirización de la energía vital como en pocas películas casi de forma física.

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La estabilidad del espíritu

Películas con personajes protagonistas como Anita la huerfanita (John Huston, 1982) y La princesita (Alfonso Cuarón, 1995) son dos cintas donde podemos ver encarnaciones directas del triunfo de la estrella en una niña que resuelve todos los problemas a su alrededor. Estas cintas se pueden tomar a la ligera pero no son ligeras para nada, me parece que a nivel inconsciente nos despiertan, como el padre que no le hace caso a su hija; para nuestra conciencia que no hace caso al llamado de su alma, este tipo de cintas funcionan como sueños surtiendo un efecto que nos hace trascender el plano físico, son una especie de despertadores, no sólo son películas lindas y divertidas. Sólo tomemos en cuenta que el veterano John Huston casi al final de su carrera, después de hacer más de 45 películas de todos los géneros contando con varias obras maestras, filmó Anita, y sabía dominar el arte del cinematógrafo como pocos lo han sabido hacer; no creo que pudiendo hacer cualquier película hubiera dedicado una de sus ultimas experiencias filmando en hacer sólo una peli entretenida, si vemos Anita con otros ojos está cargada de simbolismos diversos.

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En el mismo tenor pero de otra manera sucede la evolución que Terrence Malick ha tenido en su cine, en mucho que ver con el director de fotografía Emmanuel Lubezki, quien sabe encontrar a la Estrella en cada improvisación del maestro. Recientemente Malick y su equipo atajaron las cartas del tarot en El caballero de copas (Malick, 2015), una cinta que no será valorada lo suficiente hasta dentro de muchos años en un futuro; es demasiado para la sociedad actual. Podemos ver las cartas y podemos ver a la Estrella como en pocas películas, es un aura que toca las secuencias, se desprende y rebasa la pantalla, flota en la sala de cine y nos recuerda el flicker inicial del que se desprende el gran espectáculo del cinematógrafo.

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Grandes masas de espectadores transitaban circos, barrios bajos, exhaustos después de jornadas largas de trabajo forzado, para ver el reciente invento del cinematógrafo; lo que veían no eran imágenes fantasmagóricas a las que después se hicieron adictos, lo que veían era la luz en la oscuridad, un flicker eterno, un camino a la iluminación, una promesa de un paraíso que en algún lugar aún no estaba perdido.

Más allá de la iluminación que consigue Rick (Christian Bale) al final de El caballero de copas, es su relación con los arcanos lo que lo despierta a otro mundo superior, espiritual, por túneles de excesos, por pasillos de desperdicio, de insolencia, mira a su padre con otros ojos y aprecia todo lo que lo rodea aunque el éxito ya no sea asequible como lo concibe el mundo en el que se ha desenvuelto y al que ahora despierta de otra forma.

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Fuentes

Bergman, K. Tarot.

Couste, A. El tarot o la máquina de imaginar.

Lévi, E. Dogma y ritual de la alta magia.

Mayer, H. Cómo predecir el futuro con el tarot.

Nichols, S. Jung y el tarot.

http://archivoshermeticos.angelfire.com/Biografias/EliphasLevi.html

https://www.amazon.com/Flicker-Rediscovered-Classics-Theodore-Roszak/dp/155652577X

http://www.revistayucatan.com/v1/opinion/las-travesias-de-smoke-y-blue-in-the-face-de-paul-auster-y-wayne-wang/

 

Twitter del autor: @psicanzuelo

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