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Ante un espejo, las mujeres lloran y los hombres enfurecen: el cine y la construcción del género (VIDEO)

Por: Jimena O. - 06/23/2016

Esta interesante comparación recorre diversas películas para mostrar cómo el cine y su dramatismo son capaces de influir en la construcción de ciertas ideas y conductas, por ejemplo, la expresión de sentimientos en hombres y mujeres

El cine puede ser también un instrumento de educación. Además de todas sus otras cualidades posibles, una película es sobre todo el vehículo de una idea, sostenida y acompañada por otras, que, voluntaria o involuntariamente, pueden influir en el espectador, moldearlo, hacerle cambiar de opinión, descubrirle algo desconocido pero también, poco a poco, inclinarlo hacia cierta visión del mundo. El cine no lo hace a solas, es cierto, pero de todos los medios con los que es posible contar para estos propósitos, sin duda sí es uno de los más efectivos.

En este sentido, en Vimeo es posible ver una interesante edición comparativa de un motivo muy sencillo y al mismo tiempo muy recurrente en la historia del cine: hombres y mujeres en una situación emocionalmente crítica mirándose en un espejo. Incluso descrita así, la imagen es poderosa y fácilmente reconocible: la hemos visto tanto que ya nos parece inevitablemente dramática, como si fuera parte del mundo en sí y no una construcción cultural. Quién sabe, quizá incluso más de uno de nosotros ha reproducido inconscientemente la escena en su vida real.

Lo curioso, sin embargo, es que al establecer este comparativo hay al menos un detalle que salta a la vista de inmediato: ante un espejo y en un estado emocional intenso, las mujeres lloran y los hombres enfurecen.

Con esto no queremos sugerir que detrás de la historia del cine haya una conspiración patriarcal para mantener el statu quo de la inequidad de género.

En todo caso, parece más sensato pensar que el cine reproduce ciertas ideas culturales que de tan comunes parecen inofensivas. Los hombres enfurecen, las mujeres lloran. Porque no puede ser de otro modo. ¿O sí?