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A veces, darnos cuenta de que el futuro no es lo que solía ser puede sumergirnos en un particular estado de ánimo

La añoranza de vivencias pasadas o el atado emocional a ecos de experiencias que ya terminaron, estas son algunas de las frecuencias que caracterizan a ese sentimiento, por momentos de gran elegancia, que llamamos nostalgia. Si bien el neomisticismo "budistoide" que ha permeado el afán autosuperacional en el occidente contemporáneo condena esta tendencia hasta cierto punto opuesta al vivir "el aquí y el ahora", la nostalgia también tiene sus mieles –por lo menos en un plano poético y, tal vez, en otros.

En todo caso, independientemente de si es algo benéfico o nocivo para quien la experimenta, la nostalgia es un estado de ánimo milenario, que se ha hecho presente en todas las artes y que difícilmente dejará de gozar de vigencia. Pero, ¿cuáles son los países más propensos a este estado?

Una encuesta realizada por Ipsos y publicada por el diario británico The Independent se propuso determinar el grado de nostalgia en diferentes naciones. Y aunque la sola afirmación de "Me gustaría que el país fuese como solía ser", ante la cual los encuestados tenían que responder Sí, No o No sé parece un poco reduccionista para evaluar un espectro anímico tan delicado como la nostalgia, en algo podrán aproximarnos sus resultados:

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