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Si consideramos la cymática como el estudio de la vibración a través de las ondas de sonido*, y correspondemos la dinámica de las ondas de sonido con las ondas gravitacionales, estaremos siendo testigos de la música de las esferas en los experimentos realizados en el marco de la cymática

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En febrero de 2016 fueron oficialmente detectadas las ondas gravitacionales predichas teóricamente por Albert Einstein 100 años atrás. 

Las ondas gravitacionales son las olas del espacio-tiempo. El espacio es la estructura en donde la realidad fenomenológica sucede, y el tiempo es la dinámica con cual el espacio se mueve. Para recorrer una distancia en el espacio de un punto a otro necesitamos tiempo; por lo tanto, el tiempo es la distancia entre un punto y otro del espacio. En este movimiento, las experiencias se imprimen en la estructura del espacio y graban una memoria. Es decir, que el tiempo es memoria en la estructura del espacio. El espacio-tiempo es el background en donde todas las fuerzas emergen, configurando una forma tridimensional perceptible para los sentidos físicos.

Estas ondas curvan el espacio, y esta curvatura es la que conocemos como gravedad; de allí su nombre: ondas gravitacionales. La idea que solemos tener acerca de la gravedad proviene de la manzana de Newton, en donde la gravedad es algo que hace que las cosas caigan hacia la tierra, o que nos tiene amarrados hacia ella, pero sobre todo es una “fuerza que va hacia abajo o que cae”. Pero si soltamos al mismo tiempo una manzana de un lado y otro del planeta, ambas manzanas caerán hacia el centro de la Tierra. De ello deducimos que la gravedad es una fuerza que va hacia adentro. Y cuando consideramos la torsión de la onda dividiendo el espacio, la dinámica es la de un vórtex. La dinámica de remolino del espacio sucede en todas las escalas, desde lo universal a lo cuántico.

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Cuando observamos los descubrimientos de la ciencia como manifestaciones del viaje de la conciencia, puede abrirse una nueva multiplicidad de significaciones.

Como civilización, estamos sumamente condicionados por el sentido de la vista y la valorización de la imagen. Un reflejo de esto es la publicidad, la traumatización alrededor del cuerpo perfecto y la cara bonita, la necesidad de resultados comprobables: "si no lo veo, no lo creo". Aquello que es visible, es lo verdadero; y aquello que no podemos ver simplemente no existe o es peligroso porque es desconocido. 

Dentro del espectro electromagnético, que es la luz, el sentido de la vista tiene una mínima captación de registro, identificada como la luz visible. Los rayos X o ultravioleta, por ejemplo, no los podemos ver, como tampoco las ondas de las señales de celulares. Sin embargo, continuamente somos atravesados por estas señales, mensajes de textos, pero como no lo vemos, no existe mas que en nuestro celular. De la misma manera, en la habitación se encuentran todas las frecuencias de radio, que luego el aparato sintonizará con una en particular, pero se encuentran todas presentes, y nos configuran silenciosamente.

El funcionamiento de nuestra psicología opera de una manera muy similar: creando una imagen interna de uno mismo, que es "mi yo visible", y todo aquello que no se ajusta a esa imagen, no existe como parte de la totalidad del Ser. Estamos continuamente siendo atravesados por la corriente del inconsciente colectivo, pero como no se ve, la imagen se apropia de lo colectivo de la misma manera que las ondas vibratorias invisibles configuran la materia.
La luz, entonces, es lo visible, lo que se muestra, la radiación, la vista, y la autoimagen que es pensamiento. El movimiento hacia fuera, entrópico.

Por otro lado, la sensación es conciencia del movimiento eléctrico, de la polaridad de la vibración, que es determinada frecuencia de luz. Es decir que los sentidos son diferentes maneras de percibir la vibración: ver es la sensación de sentir las ondas de luz a través de los ojos, escuchar es la conciencia de las ondas a través de nuestras orejas, el tacto es la conciencia de las ondas a través de la piel. La percepción sin pensamiento, sin imagen predeterminada, de la vibración puede convertir la información percibida a través de los sentidos en nuevo conocimiento.

Si consideramos la cymática como el estudio de la vibración a través de las ondas de sonido*, y correspondemos la dinámica de las ondas de sonido con las ondas gravitacionales, estaremos siendo testigos de la música de las esferas en los experimentos realizados en el marco de la cymática. En los experimentos cymáticos lo invisible se hace visible: la luz hace visible los patrones geométricos del sonido, de la misma manera que la conciencia ilumina los patrones inconscientes que configuran nuestra realidad.

Si pensamos que nuestra atmósfera es el agua de los peces, quizás nos sea más fácil visualizar nuestra inmersión en ondas. Al observar el océano, no solemos pensar que el aire es el elemento opuesto que danza con sus olas. De esta manera, el sonido está directamente relacionado a las ondas gravitacionales, estamos empezando a ver el sonido, ver lo invisible. El sonido es electricidad ondular, luz líquida; por lo tanto se correlaciona, por un lado, con las emociones y sensaciones, siendo éstas la conciencia del movimiento eléctrico en el cuerpo, activando diferentes enlaces químicos comúnmente preprogramados. Por otro lado, pero en la misma dinámica, el sonido se mueve en patrones vibratorios, los cuales organizan la realidad, y se corresponde con la capacidad de la observación de percibir patrones y reconfigurar la realidad. Es sabido, por ejemplo, que la música modifica los estados de ánimo, ya que el sonido estaría organizando las aguas.

El sonido, físicamente, relacionado al oído, es lo que va hacia adentro, lo receptivo.

Esto repercute en nuestra manera de entender y vivir el plano psicológico, ya que empezamos, como civilización humana gobernada por la razón, a que ésta compruebe aquello que está interconectando todo aquello que la vista sólo ve de manera separada. La ciencia, que tiende a ser la representación de la razón, está incluyendo la ondulación, el gran océano en el que estamos inmersos y en el que viven todas las mitologías. La razón entretejiéndose con la emoción, y juntos empezando a percibirse en una sustancia eléctrica ondular universal y unitaria, que es el amor. Que la Tierra (y todos los que en ella vivimos) recibamos la ondulación de un suceso a miles de años luz de distancia (para la vista), revela esta interconexión en unidad infinita. No estamos separados, está todo conectado por ondas.

Ondas dentro de ondas dentro de ondas... La danza de la vida sucede entre un movimiento que tiende a abrir y un movimiento que tiende a cerrar, al mismo tiempo, en todas las escalas.

 

*el término cymática fue acuñado por Hans Jenny (del kyma griego, significando “la onda”) en los años 60. Sus estudios se apoyan en los experimentos del científico alemán y músico Ernst Chladni, conocido como el padre de la acústica, que en el siglo XVIII demostró que el sonido afecta la materia. Sus experimentos son conocidos como imágenes de Chladni.

 

Soledad Davies

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