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La aventurada hipótesis de este investigador italiano defiende que La Mona Lisa es el retrato de un ser andrógino, mitad hombre y mitad mujer

La Mona Lisa es sin duda el retrato más celebrado, conocido y aun codiciado de la historia del arte occidental. Desde que Leonardo da Vinci lo realizó a principios del siglo XVI, lo atribulado de su historia demuestra la fascinación que ha ejercido en todos los que se han encontrado a su alcance, en el radio del encanto que emana con la perfección de sus formas y su composición, su belleza, lo misterioso de su sonrisa. Porque, por otro lado, esa es otra cualidad que también le es inherente: el enigma. Aunque sabemos que se trata de la imagen de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo e integrante de una prominente familia de la Toscana renacentista, dicho conocimiento no disipa el aura misteriosa que rodea a la pintura.

A propósito de ésta, un investigador dio a conocer recientemente un hallazgo que podría parecer asombroso pero, más importante, podría ayudar a explicar la genialidad del óleo de Da Vinci.

De acuerdo con Silvano Vinceti, director de una entidad independiente conocida como Comité Nacional para la Herencia Cultural, la emblemática sonrisa de La Gioconda muy probablemente tuvo también como inspiración las facciones de Gian Giacomo Caprotti da Oreno, un comerciante bien identificado en la biografía de Da Vinci por haber sido su estudiante desde los 10 años, su sirviente casi toda la vida y, según cierta evidencia, también su amante. En vida Gian Giacomo Caprotti fue conocido como “Salai”, mote que se ha traducido como “Diablillo”.

Leonardo_da_Vinci_-_Angelo_Incarnato“La Mona Lisa es andrógina: mitad hombre, mitad mujer”, declaró Vinceti al diario inglés The Telegrah, en alusión a los dos modelos que de acuerdo con su análisis se encuentran en el retrato.

En particular, la comparación de la pintura con otras obras y bocetos de Leonardo mostró una semejanza especial entre la sonrisa de la Mona Lisa y la de otras pinturas que, se sabe, tuvieron como modelo a Salai (por ejemplo, San Juan Bautista, o el boceto Angelo Incarnato, de 1515).

Aunque la hipótesis puede parecer sorpresiva, expertos en la obra de Leonardo la descartaron de inmediato, calificándola de “fantasiosa”. Así lo hizo, por ejemplo, Martin Kemp, profesor emérito del Trinity College de Oxford, para quien las imágenes infrarrojas que se han tomado a la pintura en otros momentos demuestran con suficiencia la invalidez de la conclusión de Vinceti. Además, Kemp también añadió que a la fecha no se cuenta con un retrato fiel de Salai o alguna otra forma de conocer los detalles de su aspecto físico, por lo que no es posible saber qué facciones suyas podrían estar incorporadas en alguna pintura de Da Vinci.

¿Será que algún día La Mona Lisa deje de ser fuente de preguntas y enigmas?