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La academia parece tener un problema (dentro de toda su congenialidad): mucho vino

La academia parece tener una relación problemática con el vino --ese gran aliado del placer y las conversaciones desde tiempos remotos. Según publica un preocupado académico en The Guardian, las libaciones en las conferencias y simposios son harto comunes. Al parecer el vino rompe el hielo, y es que justamente se trata en estos encuentros de hablar, de que fluya el Logos en toda su expresión.

Aparentemente, según este "académico anónimo", en las grandes universidades (o al menos para los miembros destacados de la facultad) es fácil vivir en una especie de constante vendimia alcoholizada en la que nunca es necesario pagar sus propias bebidas, puesto que siempre hay un evento que convida o una institución munificente. El razonamiento detrás de esto es siempre amenizar las tertulias, las inauguraciones, las presentaciones: Baco se rodea de las musas. 

De acuerdo con este personaje que dice dar clases en una universidad de The Russell Group esto se ha convertido en un silencioso problema, algo que si bien no es todavía alarmante, sí merece considerarse: ¿hasta que punto el vino aporta a las conversaciones y a la cultivación del intelecto después de varias rondas?

Los académicos en cierta forma son privilegiados: se dedican a viajar por el mundo, conocen a personas brillantes y son recibidos por todos y en todos lados con honores y viandas. En cierta forma muchos de ellos son una especie de bon vivants, que saben disfrutar de las cosas verdaderamente buenas de la vida (entre ellas la misma verdad). De hecho existe tal cosa como un"turismo académico", a veces abusado por académicos que sólo están en el rubro para poder viajar gratis. Además de eso, lo más importante, los académicos viven (y les pagan) para dedicarse a la sabiduría; idealmente, puesto que en la práctica muchos desempeñan cargos de una manera más política o incluso como CEOs de las grandes corporaciones que son ahora las universidades, como ha denunciado Terry Eagleton. Claro que si uno lo que quiere es sólo ganar dinero existen otros empleos mejores, pero si lo que a uno le interesa es sólo estudiar y enseñar y estar siempre rodeado de libros, entonces es difícil pensar en un mejor trabajo --y además, ¿no es justo lo que enseña todo conocimiento profundo, que hay cosas mucho más importantes que el dinero y que vivir para tener ganancias económicas?

Se pueden pensar en otras razones por las cuales los académicos beben mucho, como la relación entre la exploración intelectual y los estados de conciencia alterados, etc., pero hace poco un académico contestaba --escueta y quizás estoicamente-- a "¿Por qué beben tanto los académicos?" con la espiritosa respuesta: "Porque el vino".