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El Open Source está cambiando la manera en que concebimos la rentabilidad, la cual puede incrementarse y enriquecerse compartiendo

Aunque el Open Source (traducido al español como código abierto), nació más por razones prácticas que por una filosofía ética, en pocas palabras se trata de tecnologías a las que puede accederse libremente y que pueden ser modificadas colectivamente, por cualquier individuo –lo cual acelera su evolución, ya que todo usuario puede aportar mejoras a la estructura original.

El Internet por sí mismo representa un mundo de apertura informativa pero, ¿qué pasará si este fenómeno trasciende a otros aspectos como la propiedad intelectual? Transformar la ideología en torno a la noción de poseer, sustituyéndola por un modelo fundamentado en la cooperación, alienta la participación creando sociedades más activas, receptivas y unidas. Lo anterior se traduce en respuestas efectivas frente a algunos de los mayores retos que tenemos.

Para los creadores de la empresa Open Tech Forever (ahora Open Tech Collaborative), la libertad en el acceso al conocimiento en el campo creativo y tecnológico representa una alternativa al convencional “mainstream” del sistema capitalista, no mediante fines subversivos sino como una opción viable y proactiva.

Esta empresa empleará la investigación, producción, documentación y enseñanza como una fuente abierta de información tecnológica. Aaron Makaruk, quien es cofundador de la empresa, cree que la apertura permitirá a las empresas mejorar su propia tecnología e inspirará nuevas posibilidades. Implementando esta filosofía, la empresa planea vender desde artículos de jardinería hasta sillas de ruedas.

Más allá de los beneficios culturales, esta filosofía ha probado ser tan eficiente que llama la atención de diversos mercados. Su énfasis en la ‘multidisciplinariedad’ ha inspirado el desarrollo de equipos empresariales integrados por profesionales diversos y creados para combinar puntos de vista a favor de potenciales soluciones. El Open Source integra elementos no sólo para resolver con éxito los retos que se presentan, sino que también está orientado al perfeccionamiento de las ideas. Gracias a lo anterior, el intercambio de conocimiento pronto podría consagrarse como el principal cauce para rentabilizar buenas ideas, colectivamente forjadas.