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46 microscópicas rebanadas del cerebro de Einstein están guardadas y son exhibidas en este museo de Filadelfia

En las profundidades del College of Physicians de Filadelfia se ubica el Museo Mütter. Se trata de una especie de gabinete de curiosidades y extravagancias médicas. Entre las joyas de la corona se encuentra el esqueleto del hombre más alto de Estados Unidos, junto con otros testimonios de aberraciones fisiológicas, muchos de los cuales son exhibidos en los mismos aparadores victorianos que utilizaba este recinto cuando abrió en 1858.

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Sin duda la mayor reliquia que ostenta el College of Physicians es una rebanada del cerebro del más influyente científico de la era moderna, Albert Einstein. La historia detrás de ella es bastante curiosa, ya que si bien la voluntad de Einstein era que su cuerpo fuese incinerado –lo cual ocurrió y de hecho sus cenizas fueron esparcidas en el río Delaware–, el patólogo que estaba de guardia la noche que falleció el padre de la relatividad se sintió obligado a salvaguardar el cerebro que sostuvo a una de las mentes más brillantes de la historia humana.  

Tras disputas legales con la familia y con el hospital de Princeton donde laboraba, Harry Eastlack logró conservar el preciado cerebro a cambio de garantizar que este sería utilizado sólo con fines científicos. Si bien los análisis que se le hicieron al órgano arrojaron algunas particularidades fisiológicas, eventualmente sus estudiosos llegaron a una disyuntiva irresoluble: ¿fue la fisionomía del cerebro de Einstein la que favoreció su inteligencia o en cambio esta última, los procesos mentales detonados por ella, terminaron moldeando la materia que los alojaba?

En fin, la interrogante quedará en el aire, pero la reliquia está ahí (46 rebanadas microscópicas), icónica e intrigante, en el Museo Mütter.