La posibilidad de que existan fórmulas para abrazar la genialidad o la brillantez creativa es una presunción contradictoria. De alguna forma estas cualidades están asociadas con la libertad y la autenticidad del ser (y quizá también con la disciplina, pero esa es otra historia). Sin embargo, no deja de ser interesante, incluso didáctico, conocer cómo administraban su vida cotidiana figuras de la talla de Milton, Balzac, Voltaire, Le Corbusier, Nabokov, Kafka o Kant.
El flujo individual, es decir nuestro camino de vida, está obviamente asociado con las decisiones que vamos tomando a lo largo de nuestra existencia. Y entre éstas la forma en la que decidimos usar nuestro tiempo, es decir cómo repartimos de manera habitual nuestro tiempo y energía entre los distintos rubros de nuestra vida, representa una decisión determinante para los resultados que obtenemos. Basta recordar el popular adagio que reza "el hábito hace al monje" para dimensionar o reflexionar sobre la importancia de nuestras rutinas cotidianas, las cuáles a fin de cuentas van dando forma a nuestra existencia.
Ahora, si bien, como mencionamos ya, el genio es íntimo amigo de la libertad del ser, utilizar esa libertad para configurar un ritual creativo propio y consistente parece, aunque paradójicamente, una de las mejores maneras de ejercerla. En este sentido, Flaubert advertía: "sé regular y ordenado en tu vida, para que así puedas ser violento y original en tu obra".
Por su parte, Murakami es bien conocido por mantener una estricta rutina, que incluye despertarse a las 4 de la mañana y escribir diariamente durante 9 horas ininterrumpidas:
La repetición en sí se torna un aspecto decisivo; es una forma de hipnotizarte. Yo me hipnotizo a mí mismo para alcanzar un estado mental más profundo. Pero mantener tal repetición durante un período largo –entre 6 y 12 meses– requiere de una gran fortaleza física y mental. Por eso escribir una novela larga es como un entrenamiento de supervivencia. La fortaleza física es tan necesaria como la sensibilidad artística.
A continuación te compartimos un infográfico que ilustra la rutina diaria de 26 genios creativos, entre ellos varios escritores, algunos filósofos, pintores, arquitectos, músicos e incluso un hombre de ciencia (Charles Darwin). Esta memorable pieza creada por el sitio podio.com, además de permitirnos sumergirnos en estimulante data (que al presentarse de forma comparativa se vuelve aún más útil e interesante), también nos sugiere un par de lecciones o recordatorios, mismos que mencionamos:
1) No existen fórmulas para la genialidad, algo que comprobamos al observar que cada una de estas 26 figuras tenía su propia rutina.
2) La constancia o la consistencia como un vehículo fundamental para la labor creativa que aspira a coquetear con la brillantez.
* Haz clic en la imagen para navegar una versión interactiva del infográfico