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8 tips para ganarle al estés y a la tensión mental que suelen ocurrir en los grandes embotellamientos urbanos

En un mundo donde cada vez más personas viven en ciudades de gran densidad, a veces es inevitable pasar mucho tiempo en el auto atorado en el tráfico. Esto suele generar estrés y éste, nos dicen los científicos, es un asesino silencioso. No siempre vas a poder esquivar un embotellamiento, pero siempre es posible evitar el estrés. 

 

1. Piensa en los demás

No importa qué tan lejos vayas y qué tan tanto te tardes, siempre va a haber alguien que va ir más lejos y que la está pasando peor que tú. Sé compasivo y relájate, al final no pasa nada. Si tienes que disculparte por llegar tarde, hazlo sinceramente y la gente lo entenderá. En realidad lo único malo que puede pasar es que te estreses. Pero esto no sucederá si piensas de manera compasiva en los demás, porque el estrés sólo existe como conflicto entre lo que quieres y lo que estás viviendo.

 

2. Utiliza el tiempo para aprender algo

El tiempo que pasas en el tráfico no es tiempo muerto. Siempre se puede hacer algo productivo. De hecho puedes verlo como una agradable oportunidad para aprender un idioma o escuchar podcasts de filosofía, de astronomía, de jardinería o lo que sea que te guste.

 

3. Configura una playlist para el momento

Si sabes que vas a atravesar una urbe en la cual inevitablemente te vas encontrar con cuellos de botella, anticipate y crea una playlist de música para escuchar en tu auto, acondicionada para tus estados de ánimo e incluso para el tipo de lugar o paisaje que atraviesas. La música es medicina y puede modular tus estados de ánimo. Conviértete no sólo en tu propio DJ, sino también en tu propio doctor de tráfico.

 

4. Emplea tu tiempo al volante para percibir tu alrededor

En vez de empezar a entrar en un oscuro tren de suposiciones y estrés sobre llegar tarde o sobre cómo estás perdiendo tu valioso tiempo en un vehículo, en una selva de concreto, simplemente observa lo que sucede a tu alrededor. Mantén tu atención en el presente y mira lo que ocurre en tu entorno. Si empiezas a divagar, regresa a lo que tienes enfrente. El camino siempre tiene tesoros ocultos para el que sabe estar atento y esto además evita al estrés, que es siempre una creación mental.

 

5. Utiliza el pranayama

El pranayama es una técnica ancestral de respiración de la India que permite relajarse con facilidad y, en algunas de sus variantes, puede hacerse sin que sea necesario usar las manos o perder la concentración. Los beneficios son numerosos. Recordar siempre respirar profundo en momentos de posible estrés es un buen hábito. En Internet hay muchos videos y cursos para ello.

 

6. Prueba este juego de leer placas

¿Alguna vez te has sorprendido perdido, mirando las letras de la placa que tienes enfrente? Puedes utilizar esto de manera creativa. Intenta crear palabras con las letras de una placa. Por ejemplo: GRG (Georgia, garganta). Si lo tuyo son los números (y además eres genial o paranoico), intenta encontrar un patrón secreto.

 

7. Aprende a meditar

Evidentemente no sería muy prudente entrar en meditación profunda durante el tránsito automovilístico. Además de que tendrías que entrar a un estado de samadhi para poder superar los claxons (los habituales y los que recibirías luego de irte de tu cuerpo en pleno semáforo), es un tanto peligroso. Dicho eso, la disciplina de meditación que puedas aprender te permitirá soportar los trances más duros del tráfico con un colchón, un umbral más alejado del estallido neurótico. Ninguna disciplina mental es tan antigua e históricamente provechosa como la meditación.

La primera recomendación es ciertamente evitar los embotellamientos y las horas pico, pero si por cosas inevitables en tu vida habitualmente debes pasar mucho tiempo en el tráfico, prevén y tómate el tiempo para aprender a meditar. El zen es una buena escuela, pero existen numerosas corrientes y técnicas adaptadas para todo tipo de personas.

 

8. Utiliza tus poderes para abrir el mar de autos

Si prácticas mucho la relajación, aprendes a meditar, escuchas buena música, eres compasivo, encuentras el patrón secreto de las cosas y has practicado toda esta lista entonces tal vez podrás, como Moisés, abrir el mar con tu mente. Y aunque no lo hagas físicamente, siente la brisa de ese mar que creas.