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La paroxetina, uno de los 100 medicamentos más vendidos en el mundo, tiene peligrosos efectos secundarios y no produce ningún beneficio tratando la depresión

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La depresión es considerada una de las enfermedades emblemáticas de nuestra época. Se habla de la "generación Prozac" y las estadísticas confirman que actualmente la depresión es la causa principal de incapacidad en todo el mundo y que para 2020 superará a los problemas cardíacos en términos de costos por tratamiento. Tan sólo en Estados Unidos se gastan más de 12 mil millones de dólares al año en antidepresivos. No hay duda de que la depresión sale cara, pero ¿realmente merece que gastemos tanto en estos fármacos? ¿Realmente los necesitamos? 

Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Adelaide examinó un popular análisis de la literatura que evaluó los efectos y la seguridad del antidepresivo paroxetina, comercializado por la farmaceúetica GlaxoKlineSmith y uno de los fármacos más vendidos en el mundo. El estudio en cuestión fue realizado en el año 2001 y determinó que la paroxetina era efectiva y segura en el tratamiento de adolescentes deprimidos. La revisión realizada por un programa de ética de esta universidad australiana encontró que esta sustancia no tiene mejores resultados que el placebo y sí, en cambio, produce preocupantes efectos secundarios.

El profesor Jureidini explica: "No fue hasta que los datos se hicieron disponibles para una reexaminación que se volvió claro que la paroxetina está ligada a serias reacciones adversas. 11 de los pacientes que la tomaron en el estudio reportaron comportamientos con tendencias suicidas y autodestructivos, comparado con sólo uno de los pacientes que tomó placebo". Jureidini agregó que recetar este antidepresivo pone en riesgo la salud de los adolescentes y no parece ayudarlos de ninguna forma. Remarcó también la importancia de crear un protocolo de regulación obligatorio para hacer la información accesible, más allá de que se aleguen cuestiones como "confidencialidad del paciente" y "confidencialidad comercial".

Es evidente que como este estudio, conocido como el 329, existen numerosos otros en los que las farmacéuticas han tergiversado u ocultado información relevante para maximizar sus ganancias con fármacos que son en realidad productos comerciales orientados a satisfacer demandas que las mismas farmacéuticas, junto con la industria médica, han creado. Esto en referencia a la explosión en psicopatologías y enfermedades neurodegenerativas que si bien responden en parte al estilo de vida moderno, también indudablemente son sobrediagnosticadas para permitir que la economía de crecimiento infinito pueda seguir en marcha. 

El doctor David Perlmutter, en su libro Brain Maker, escribe que medicinas como Prozac, Zoloft, Lexapro, Cymbalya, Elavil y otras "sólo tratan los síntomas y de manera mínima" mientras que "son agresivamente promovidas y preescritas". Esto también ocurre con los fármacos para tratar déficit de atención:

Me entristece que la multimillonaria industria psicotrópica farmacéutica está predicada en la idea de que las personas tomarán una pastilla para tratar los síntomas, mientras que la causa subyacente es ignorada. Así que nunca hay realmente un énfasis en verdaderamente curar de raíz la enfermedad y menos en que las personas dejen el medicamento.

Es evidente que a las farmacéuticas les interesan las enfermedades crónicas cuyos síntomas pueden ser controlados con la administración de un medicamento, pero no curadas. Perlmutter ha notado que buena parte de las enfermedades neurológicas tienen su origen en el intestino y deben tratarse holísticamente: con dietas, probióticos, ejercicios y otras alternativas mucho menos rentables para las farmacéuticas.

 

Bibliografía y fuente de estadísticas

Perlmutter, D. (2005). Brain Maker. Ed. Little Brown and Company.