Aunque seguramente no resultará nuevo para sus más cercanos fans, muchos otros podrán sorprenderse al saber que el popular músico Leonard Cohen es un monje zen, que fue ordenado en 1994 dentro de la comunidad del Mount Baldy Zen Center en Los Angeles.
El documental de 1996 de Armelle Brusq retrata la vida cotidiana de Leonard Cohen en el monasterio, meditando, tomando té y viviendo una vida sencilla y solo por momentos quitándose su túnica para entrar a su pequeño estudio de grabación o hablando por teléfono con su hija.
Cohen narra cómo se desencantó de la vida de celebridad y prefirió el llamado del silencio y la comunidad, una vida más tranquila fuera de las luces. "Me gusta estar en un lugar donde se cuida la comida y hay un sentido de comunidad... tal vez el mundo antes era así". "La cultura ya no provee este sentido de virtud y orden... Es necesario entrenarnos para abrir el corazón". Vemos a Cohen en su pequeño cuarto con una decoración austera, barriendo el piso, o conduciendo a su maestro y cargando su maleta.
El Mount Baldy Zen Center fue creado por el maestro Kyozan Joshu Sasaki ("Roshi"), quien murió recientemente a la edad de 107 años. Cohen piensa en él cuando dice: "Un buen amigo es alguien cuyo único interés es ayudarte a ser tú mismo". En el cumpleaños 89 de Roshi, Cohen le escribió un poema, una de sus estrofas dice:
His stomach’s very happy
The prunes are working well
There’s no one left in heaven
And there’s no one going to hell
Tal vez su música --que el New Yorker llama "sensualidad zen"-- después de ver estos procesos, de conectar las letras y absorber su contexto cobra un nuevo significado, se vuelve más profunda y lúcida a la vez que, paradójicamente, más ligera.